“Cuñado, Maestra”.

En ese momento, escucharon la voz de Queenie desde afuera.

Darryl y Celine se sobresaltaron.

La chica sí que eligió el momento justo para regresar.

Darryl estaba a punto de llamar a Queenie para pedirle que regresara un poco más tarde, pero ya era demasiado tarde.

“Maestra-”.

Queenie entró tranquilamente en la cueva y se detuvo en seco ante la escena que la recibió.

Darryl estaba de pie a un lado, sin camisa y con una expresión incómoda. Su maestra, Celine, vestía su ropa.

El rostro de su maestra también parecía un poco sonrojado.

Queenie sintió que le zumbaba la cabeza cuando su cara también se ruborizó.

¿Su cuñado y su maestra lo habían estado haciendo?

Seguro que avanzaron bastante rápido.

“¡Queenie!”.

La expresión de Celine era la viva imagen de la vergüenza. Antes de que Queenie pudiera preguntar algo, se apresuró a explicar: “No es lo que parece. Estaba a punto de entrar en un brote psicótico y la Llama Corazón del Diablo me quemó la ropa. Es por e