El muchacho que venía de Ciudad Lin era Leo Blanco. Debido a que un miembro de la familia padecía cáncer, él deseaba vender el tesoro familiar.

Algunos otros propietarios de tiendas cercanas también estaban allí después de enterarse.

Después de que Peter le explicó la historia de fondo a Yvonne, él la presentó, “Esta es nuestra jefa, la Señorita Yvonne.”

Leo asintió con sinceridad y dijo, “Si tú, como jefa, no puedes decidir, tendré que ir a otra tienda.”

Después de decir eso, abrió la caja.

En la caja había un colgante de jade color sangre.

Con un tallado antiguo, la superficie era redonda y húmeda. La parte más singular era que había un patrón rojo en forma de lágrimas en el interior.

Yvonne no pudo dejar de hablar después de haberlo visto. “¿Jade de lágrimas de sangre?”

Los otros propietarios de tiendas de antigüedades respiraron profundamente y estaban asombrados.

“Oye, es realmente un jade de lágrimas de sangre.”

“Mira el color, es de primera calidad.”

Los propietarios