El Emperador de los Nueve Cielos vestía una túnica de dragón dorado, que lo hacía lucir poderoso y extraordinario. La Emperatriz Heidi también vestía una hermosa túnica de fénix, que mostraba su figura encantadora y al mismo tiempo el aura majestuosa de la familia real.

Aunque era la boda de su hija, no había una sonrisa en su rostro. El Emperador de los Nueve Cielos tenía problemas con Darryl, pero no tenía más remedio que casar a su hija con él. Dicho esto, tenía sentido por qué no estaría contento por el giro de los acontecimientos.

Mientras tanto, la Emperatriz Heidi lucía una gran sonrisa en su rostro. No importaba lo que pasara, hoy era el gran día de su hija y debía estar feliz por ella.

Todos los invitados de ambos lados de la familia habían llegado. La primera persona que se sentó en su mesa a la derecha era el Sabio del Valle Fantasma, quien vestía una túnica morada y parecía un santo. También había una pizca de alivio y alegría escrita en su rostro. Pensó que sería mejor