La bofetada de Katherine fue ensordecedora en el ambiente silencioso. Darryl sentía su cara arder.

Los estudiantes se estaban burlando de él en voz baja. Ellos disfrutaban verlo siendo castigado.

Darryl estaba a solo un metro de Katherine; hasta podía oler el perfume en ella. Él no podía negar que Katherine tenía un gran cuerpo.

Sin embargo, ¡esa era la segunda vez que lo abofeteaba!

Darryl quería enojarse, pero el Maestro de Disciplina estaba aquí. Si hiciera un berrinche, él podría ser expulsado de Hexad. ¿Cómo iba a robar los manuales? Tenía que contenerse.

“Darryl, ¿crees que esta escuela es tu casa, donde puedes pelear cuando quieras? Si no puedes estudiar, ¡te sugiero que te vayas!”, Katherine gritó fríamente, abofeteándolo de nuevo.

¡PAF!

Las marcas rojas en el rostro de Darryl estaban visibles.

“Corre cincuenta rondas por el campo”, ordenó Katherine.

Darryl no dijo nada mientras apretaba el puño con fuerza.

“¿Estás sordo? ¿No me escuchaste? Lo diré una vez más. Corre