Después de unos segundos, la felicidad inundó su rostro. Palmeó a Darryl en el hombro y dijo: “¡Bien hecho! No esperaba menos de mi discípulo favorito. Me has hecho sentir orgulloso”.

El Sabio del Valle Fantasma estaba indescriptiblemente feliz. Pensó que Darryl estaba condenado en ese momento y no esperaba que se hubiera convertido en el Sabio de los Nueve Cielos en un abrir y cerrar de ojos.

Luego, Odlin los sacó a los dos de la prisión. Tan pronto como salieron, sintieron un aura aterradora en el cielo y voltearon para mirar en esa dirección. El corazón de Darryl dio un vuelco y jadeó ante la vista que tenía enfrente.

Había una figura enorme en el cielo. Esa figura tenía al menos tres mil metros de altura, igual a una gigantesca montaña. Portaba un casco negro y armadura. Su aura era poderosa, dominante e incomparable, especialmente sus ojos, los cuales brillan con una luz roja malvada, haciendo que la gente se estremeciera a primera vista.

Darryl pudo percibir que la enorme fig