Darryl se quedó boquiabierto cuando miró hacia arriba. Unas luces brillantes irradiaban en lo alto del cielo, y las coloridas y auspiciosas nubes se habían transformado en una gigantesca plataforma de loto. Un anciano estaba sentado en ella serenamente.

Con el cabello plateado cayendo por los hombros, el anciano tenía puesto una túnica blanca y su rostro era apacible, como si nada en el mundo pudiera perturbarlo. El anciano tenía un rostro amable, pero también un aura que hacía que todos los seres vivos se sometieran a él voluntariamente. Sus ojos parecían como si pudiera ver el pasado y el futuro.

Un breve contacto visual con él y Darryl ya se encontró temblando por todo el cuerpo. Dos segundos después, tragó saliva para ocultar la conmoción en su corazón. ‘Él debe ser el Antiguo Ancestro. Aparte de él, nadie en toda la Región Divina podría tener tal presencia’.

Darryl estaba en lo correcto. Era el Antiguo Ancestro quien estaba sentado en la plataforma de loto. El Antiguo Ancestr