El Rey Tigre Blanco se burló: “¡Puedes seguir soñando si quieres que me rinda!”.

Su tono era firme y decidido.

“¿Crees que todavía tienes otra opción?”, dijo Darryl, sonriendo levemente.

El Rey Tigre Blanco escuchó la brusca refutación de Darryl y echó la cabeza hacia atrás para reírse. Sus ojos no podían esconder el resentimiento que tenía hacia Darryl. “Solo eres un humano, así que ¿qué derecho tienes a gobernarnos? Mientras esté vivo, te haré pagar diez veces más por lo que me hiciste hoy”.

Darryl suspiró y dijo rotundamente: “En ese caso, no tenemos nada más de qué hablar”.

Después de eso, sacó algunos artículos largos de la bolsa de la bestia encantada que llevaba consigo. Los artículos eran afilados y emitían una extraña ola de energía. Esas eran las Espinas Trampa para Dragones.

Cuando Darryl estaba en el Continente Roland, se había encontrado con un dragón gigante en una enorme cueva situada en una montaña detrás de la Ciudad Tormenta. El dragón tenía algunas Espinas Tram