Thea miró rápidamente a Grady. “Pero, nuevamente, esta situación no tiene nada que ver contigo”.

Grady asintió y se rio entre dientes. “Bueno, aunque no tenga nada que ver conmigo, no puedo sentarme y verte escabullirte por la mansión de la familia Damián en medio de la noche. Tengo que ser responsable de la seguridad de Ciudad Perla”.

Él mantuvo su mirada en Thea todo el tiempo que habló y no le dedicó ni una mirada a Darryl. Grady pensaba que el hombre se veía como cualquier otro con su atuendo informal y no parecía ser muy poderoso. Asumió que Darryl era el subordinado de Thea, por lo que no le prestó atención.

La paciencia de Thea se estaba agotando mientras decía con frialdad: “Grady, ¿qué quieres?”.

Grady dejó escapar una sonrisa astuta y se hizo claro. “¿Qué tal esto? Entrégate ahora mismo y ven conmigo para ser investigada”.

“¿Y qué pasa si no hago eso?”, respondió Thea con indiferencia, aunque estaba un poco sorprendida.

“Entonces, no me culpes por ser grosero”. Grady so