Finalmente, Gandalf reaccionó. Su voz tembló al sentir pánico.

Al siguiente segundo, los ojos de Gandalf brillaron ferozmente mientras cargaba hacia Madeline.

Madeline se asustó y retrocedió instintivamente.

Sin embargo, el objetivo de Gandalf no era Madeline, sino aquellas mujeres que acababa de sacar de la cueva.

Esas mujeres estuvieron cautivas durante un día, por lo que estaban extremadamente débiles. Con sus reflejos, no pudieron reaccionar a tiempo. En un abrir y cerrar de ojos, Gandalf agarró a una de ellas con fuerza.

"¡Atrás!". Gandalf colocó a la mujer frente a él como un escudo. Sostuvo una daga que apareció de la nada en su mano y la puso contra el cuello de la mujer. Luego, le gritó a Darryl.

Los ojos de Gandalf parecían enloquecidos.

Sabía que no era rival para Darryl y que la única manera de salir de la situación era tomar un rehén con él.

"¡No, no me mates!". La mujer estaba asustada mientras se estremecía y seguía pidiendo clemencia. Las lágrimas seguían cayen