Para su asombro, Ivy sintió que el extraño picor atacaba de nuevo su cuerpo, y no pudo evitar soltar una risita. "Darryl, no quiero seguir con la apuesta. ¡Basta ya! ¡Para!".

Ivy aún no había averiguado qué estaba pasando, pero sabía que las extrañas sensaciones en su cuerpo debían estar relacionadas con Darryl.

Al mismo tiempo, Ivy tenía ganas de soltar la bola de cristal, pero parecía que se había pegado a sus manos y no podía tirarla.

Por un momento, la sensación de cosquilleo hizo que Ivy se estremeciera. Sus labios rojos se separaron ligeramente mientras soltaba una risita. Sin embargo, la expresión de su rostro parecía más desconcertada que alegre.

Cuando pensó que Ivy podría haber tenido suficiente, Darryl lanzó un largo suspiro y dijo con una sonrisa: "¿Qué te parece? ¿Estás convencida ahora?".

"¡No estoy convencida!".

Ivy no podía dejar de temblar mientras luchaba contra la sensación de calor y picor. Sin embargo, se mordió el labio con fuerza y dijo con determina