En ese momento, el Señor Kenny se sentía en conflicto y no sabía cómo responder.

‘Soy el Emperador del Nuevo Mundo; soy supremo. ¿Cómo puedo convertirme en el títere del Rey de los Muertos? No obstante, si no estoy de acuerdo, tendré que quedarme aquí medio muerto por el resto de mi vida’, pensó él.

Al ver que los ojos del Señor Kenny se movían pero él seguía sin responder, Hansel se impacientó. “No te obligaré si no quieres hacerlo. Tengo que irme antes de que el sol aparezca. Piénsalo bien”.

‘¡Está bien! Estoy dispuesto a hacerlo’. El Señor Kenny apretó los dientes, tomando una decisión.

La verdad era que el Señor Kenny no quería hacerlo, pero no tenía elección. Esa era la única opción que podía elegir si quería recuperar su poder.

Hansel se quedó atónito al escuchar que el Señor Kenny había accedido. Él asintió, luego se acercó y puso la píldora en la boca del Señor Kenny. “Eres verdaderamente un guerrero decisivo”.

¡Glup!

Una vez que la píldora entró en su estómago, el Señor