Abby se mordió los labios en frustración. La Píldora Divina con la que había estado soñando estaba justo frente a ella, ¡pero no podía poner sus manos sobre ella!

"Puedo hacer cuantas pastillas quieras, pero no puedo simplemente dárselas a cualquiera", dijo Darryl sonriendo.

"Por favor, te lo ruego. Por favor, dame la píldora...". La anterior arrogancia de Abby había desaparecido por completo cuando comenzó a suplicarle.

Había una pizca de placer en el rostro de Darryl mientras actuaba como si quisiera comerse la última píldora.

"¡No, detente!". Las piernas de Abby casi se doblaron. "Te lo ruego, no la desperdicies. Por favor, no te la comas, solo dámela... Fue mi culpa, no debí haberte tratado así. No debería haberte azotado, lo siento...".

"Así está mejor".

Darryl sonrió y se sentó en una silla. “Me azotaste casi 20 veces. ¿Qué vas a decir al respecto?".

"Puedes azotarme de vuelta...". Abby bajó la cabeza.

Abby no creía que podía pronunciar una frase tan humillante, pero esta