Capítulo 1220
¡Los funcionarios civiles y militares del Nuevo Mundo estaban agraviados e indignados!

Darryl había invadido la Ciudad Real sin ayuda de nadie. Sin embargo, nadie en toda la ciudad fue rival para él. Además, ¡la princesa Yvette se vio obligada a arrodillarse para suplicarle al hombre!

¡Vergüenza!

¡Qué vergüenza!

Darryl se mantuvo firme como hierro mientras miraba a Yvette con indiferencia y le decía: “¡Muévete! O de lo contrario, ¡no me culpes por ser descortés!”.

Darryl seguía con el corazón frío a pesar de que Yvette mantenía los brazos alrededor de sus piernas. Él no se movió ni en lo más mínimo.

¡Darryl sabía que sentiría culpa hacia su maestro por el resto de su vida si dejaba libre al Emperador ese día!

Yvette negó con la cabeza desesperadamente mientras las lágrimas corrían por sus mejillas: “¡Darryl, te lo ruego! ¿Puedes perdonar a mi padre? Te lo ruego...”.

Darryl estaba ansioso y quería liberarse, pero Yvette lo sujetaba de las piernas con tanta fuerza. No pod
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