Sin embargo, a la Pequeña Hada no le importaba. Siempre y cuando Darryl despertara, valdría la pena, incluso si ella tuviera que morir para que funcionara.

“¿Ya terminaste?”.

Debra suavemente abrió la puerta; ella no podía esperar más. Decidió echar un vistazo y preguntar por el progreso.

Cuando ella habló, Debra se enfocó en el cuerpo de Darryl; ella no se dio cuenta del pálido rostro de la Pequeña Hada.

La Pequeña Hada sonrió y dijo delicadamente: “Está listo. Ya puedes entrar, Hermana Debra”.

“¡Genial!”.

Debra estaba extremadamente emocionada mientras se apresuraba a entrar al cuarto. Ella estaba encantada cuando se dio cuenta de que Darryl se veía mucho mejor.

‘Yo sabía que Darryl era suertudo; él no iba a morir tan fácilmente’.

Debra sostuvo la mano de la Pequeña Hada. “Muchísimas gracias. No sé cómo agradecerte. Yo...”.

¿Qué?

¡Debra frunció el ceño! Ella podía sentir el frío que emanaba de las manos de la Pequeña Hada; su energía interna también se sentía débil.

“¿Qué