A la mañana siguiente me levanto temprano. Me ducho y bajo a desayunar. Llevo encima un vestido gris con escote redondo de la costa. Llevo un bolso tote de cuero blanco, un par de tacones bomba de chantaje, con gafas de sol de aviador. Me quito los tacones y me pongo las sandalias ya que estoy caminando hacia la casa de los padres de Enzo, que está a solo cuatro cuadras de mi casa.
Llego a casa de Enzo y me vuelvo a poner los tacones antes de tocar el timbre. La criada abre la puerta y me pregunta quién soy antes de dejarme entrar. Le digo mi nombre y me deja entrar. Dice que Enzo me está esperando en su habitación, a lo que me da indicaciones. De camino a su dormitorio, saludo al señor y la señora Costanzo. Llamo a la puerta de Enzo, pero el único sonido que escucho es agua corriendo. Entro y decido esperarlo suponiendo que se está duchando. E
Estoy en el país de mis sueños cuando siento que alguien me da besos en el rostro. Abro los ojos y miro esos profundos ojos verdes. Su fantástica colonia llena mi nariz, y no necesito que me digan dos veces a quién pertenece.—Ciao Bella (Hola hermosa)—dice sin dejar de colocar increíbles besos alrededor de mi rostro.—Oye—digo riéndome de todos los besos.—Espero que hayas descansado bien, mi amor.—Lo hice, querida.—
Es viernes, un día más cerca del baile que llevo planeando desde hace una semana. Todo está listo para el ruedo. Lo único que falta es el vestido que me voy a poner, y por eso las chicas y yo nos vamos de compras más tarde esta tarde. Termino con todos los arreglos de última hora en el salón antes de tomar mi auto para encontrarme con las chicas en el centro comercial. Me encuentro con Sofia, Joan y Victoria. Se siente tan bien tener un auto ahora; hace que moverse sea mucho más fácil.Llego al centro comercial y camino a la tienda donde Sofía dijo que están. Saludo a las chicas antes de tomar asiento para descansar un poco antes de comenzar la búsqueda del vestido perfecto.He estado en cinco tiendas diferentes, y hasta ahora no he encontrado “La Prenda Ideal” como
Encontré a todos después de unos minutos de buscarlos. Estamos sentados en una sala de reuniones privada en el edificio del hotel lejos del salón de eventos. Todos están confundidos acerca de por qué William quiere vernos, así que todos esperamos a que hable antes de decir algo.—Estoy seguro de que todos ustedes se preguntan por qué los he llamado a todos aquí— dice William y recibe un asentimiento o un sí de todos.—Estoy aquí para decirles a todos quién soy realmente. Mi verdadero nombre es Martino Santi Salvestro. Soy hijo de Valentina Maria Lapaccio—
—Los extrañé a todos, ¿ustedes me extrañaron a mí? Por la expresión de sus rostros, supongo que no—Carlos dice con una sonrisa falsa en su rostro.—¿Qué estás haciendo aquí?—Digo con severo veneno goteando de mi voz.—Hola, mi hermosa sobrina, ¿extrañaste a tu tío favorito?—dice, dando un paso adelante, pero antes de que pueda alcanzarme, Enzo se coloca frente a mí.
A la mañana siguiente, me despierto sintiéndome como la mujer más feliz del mundo, pero mi alegría es efímera cuando recibimos una llamada esta mañana diciendo que tenemos que irnos a Sicilia lo antes posible. Carlos ha hecho algunos problemas en Sicilia. Hizo bombardear una de las bases de papá. Toda la familia se va a Sicilia lo antes posible. Acabo de terminar de empacar las cosas de Enzo y mi equipaje mientras él llama al piloto y hace otras consultas necesarias. Bajo las escaleras para hacerle saber que estoy lista.—Bebé, tengo todo lo que necesitamos, podemos seguir nuestro camino—le digo.—Esta bien vamos. Haré qu
A la mañana siguiente me despierto a las doce y media. No me sorprende, estaba exhausta. Salgo de nuestra habitación para encontrar a Enzo. Lo veo en el estudio.—¿Cómo estuvo tu noche, amor?—digo entrando al estudio.—Fue buena, mi amor, y supongo que tu noche también lo haya sido, viendo la hora en que te despiertas…—dice Enzo besando mi frente.—Tienes razón. Quería decirte que saldré con Joan para mostrarle Sicilia—digo sonriendo mientras me sient
Me despierto sobresaltada después de que me vierten agua fría.—Qué demonios—digo mientras trato de limpiarme la cara, pero eso va a ser muy difícil ya que mis manos están atadas a una silla.—¡Bueno! Finalmente estás despierta—dice un chico con una voz profunda y ronca.—¿Por qué hiciste eso?—Porque me dio la gana—dice con una sonrisa en los labios.—Eres un imbécil—le digo finalmente viendo bien su rostro. Tiene una cicatriz en la cara, lo que lo hace parecer aterrador, pero no tanto como para que quiera esconderme de él.—¿Dónde
Estoy de pie afuera de la habitación de papá en el hospital, rezando y esperando que mejore.—¿Mamá, papá va a estar bien?—Pregunto con lágrimas corriendo por mi rostro.—Sí, cariño, todo lo que tenemos que hacer es orar y esperar lo mejor. Niña, ya no tienes que llorar más, papá va a estar bien—dice mamá, levantándome del suelo y colocándome en su cadera mientras me abraza cerca de ella.—¿Por qué llora mio angioletto (mi angelito)?—Dice mi tío Carlos.—¡Tío Carlos!—digo rápidamente bajándome de la cadera de mamá.