Noche 6

Número 8

Te contare un cuento que posiblemente no te deje dormir, la verdad prefiero ignorarlo, si existe alguna relación con la realidad es pura coincidencia, hace años en la casa número 8 de la calle Luis Martin vivía la familia Reyes, estaba conformada por Estefanía la hija mayor, Ellen y Eulalia las hermanas menores y su madre Verónica.

Habían perdido a su abuelo algunos años atrás, estaban solas en el mundo, la muerte del abuelo le afecto más a Estefanía que a sus hermanas, empezó a obsesionarse con los fantasmas e incluso se hiso amiga de uno de ellos. Cuando lo conoció le pregunto:

- ¿Quién eres?

- Soy tu amigo. – contesto el fantasma.

- ¿De dónde vienes?

- De ninguna parte.

- ¿Qué es lo que buscas?

- A ti.

El fantasma empezó a volverse oscuro.

Ellen y Eulalia decían que una criatura completamente de color negro y con ojos diminutos las miraba en la noche por la ventana, pero Verónica prefería creer que eran mentiras, ya que estaba demasiado ocupada para atender cuentos de niños, Estefanía no podía ver a la criatura como sus hermanas, ella simplemente veía el fantasma de un amigo.

En una de sus platicas el fantasma le pregunto a Estefanía:

- ¿Qué me dirías si te contara que existe un mundo en donde lo irreal se vuelve real?, en donde puedes montar los rayos del sol e ir más allá de tus límites.

- Te diría, que me encantaría ir. - Estefanía emocionada le contesto.

- Hay una forma.

- ¿Cuál es?

- Puedes ir, pero tienes que dejar este reino y no volver jamás.

- Pero que pasara con mi madre y mis hermanas

- Yo te prometo cuidarlas

En un inicio Estefanía no estaba convencida de ir a aquel mágico lugar, pero fueron las palabras del fantasma que la orillaron a hacerlo.

- Se trata esto, tienes que tomarte esta pastilla, liberaran tu alma, dejaras tu cascara. – Dijo el fantasma.

Estefanía se toma la pastilla y lo que pudo ver la dejo sin palabras, miro al fantasma, observo su verdadera forma, las mentiras eran verdades, se convertía en la pesadilla de sus hermanas, la noche cobro vida, supo con lágrimas en los ojos el error que cometió.

- ¿Quién eres? – Dijo Estefanía, horrorizada al ver el cuerpo de su hermana.

- ¿No lo imaginas? – Contesto la criatura.

Las lágrimas caían del rostro de Estefanía mientras que la criatura dejaba ver su sonrisa de oreja a oreja.

- Morirás lentamente, no te preocupes no sufrirás – Dijo la criatura.

Estefanía fue llevada a un hospital donde falleció minutos después.

El alma de Estefanía llego a un lugar lleno de maravillas, en donde podías platicar con los árboles, montar rayos de luz, beber agua sabor manzana. Ella pensó:

- Este es el lugar que describió el fantasma, es hermoso.

Ella fue olvidando a su familia poco a poco, ahora solo se enfocaba en ser feliz.

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