LeandroBajo después de que aquellos par de tórtolos se encerraran en el cuarto y montaran una sinfonía de gemidos que no quiero escuchar. Me encanta verlos felices, Viktor y sobretodo Emily, merecen serlo. Han pasado por tanto, que creo que necesitan un respiro de la vida, de tanta mierda que da este mundo.No se que tanto ha sufrido la pequeña Em, solo se que siempre estuvo encerrada y que tenia un padre tan miserable que hizo que le quitaran a su madre y la vendió como un saco de papas.Y Viktor siempre tuvo una vida sin reglas, nunca se supo a ciencia cierta lo que pasó con su madre, siempre fue su padre el que estuvo allí, al igual que sus hermanos, pero el mas jodido siempre fue Iván, porque mi amigo me contaba, que siempre hacía lo que le venía en gana, que le llevaba la contraria a su padre y siempre había consecuencias para otros por sus actos.—¡Es que te mato!— esa voz me paraliza y no me deja reaccionar a tiempo cuando se abalanza sobre mi, golpeándome en el pecho con sus
EmilyDespués de mostrarle a Eunice cual sería su habitación, y que me suplicara que hablara con “mi Marido” como lo llamó ella, salgo para saber donde se metió Leandro y sacarle de que conoce a Eunice. Aunque Viktor me dejó claro que tuvieron algo, y eso lo creo.Reprimo una carcajada, apretando los labios, cuando se me ocurre que puedo ser de cupido, porque aunque mi amigo diga que no es de enamorarse y no se que mierda, se que puede ser como Viktor, puede poner ese corazón blandito y mas con esa linda pelirroja.—¿Que estas tramando?— me sobresalto cuando la voz de Viktor se oye en algún rincón, lo busco y lo veo sentado en el sofá de la sala de estar—¡Me asustaste!— me llevo la mano al corazón que late frenético —¿Que haces allí escondido?— lo enfrento y me cruzo de brazos—No estoy escondido— refuta y levanta un vaso de Whisky —estoy tomando algo para relajarme de tanto drama y para pensar en mi próximo movimiento.—¿Bebes a toda hora?—No— se palmea el regazo y voy hasta el par
Emily3 meses después…Camino descalza a la cocina así como me he acostumbrado desde que se me han comenzado a hinchar los pies, la barriga me ha crecido un poco, y no he salido para nada. Viktor se ha vuelto tan sobreprotector y mas desde que sintió los movimientos del bebe, que aun no se ha dejado ver el sexo.Ni siquiera me he asomado al balcón que da con el jardín, y reconozco que he estado bastante aburrida, después de estar acostumbrada a salir y hacer lo que quiero, no he podido ni siquiera salir a ver las preciosas rosas que han sembrado en el jardín. Solo las miro por fotos y lloro como tonta, desde que mis hormonas se alborotaron, me la paso llorando por todo.Viktor trata de hacerme feliz todo lo que puede, me consiente mis antojos que se trata mas que nada de helados con sabor a coco. Los otros me causan nauseas, pero lo bueno es que no he tenido ningun tipo de síntomas malos.Aunque Eunice dice que a veces suele pasar y es una bendición cuando sucede. Si, ella. Se ha qued
LeandroVeo como Eunice tiene la cara sonrojada por la vergüenza, sabia que había una conexión fuerte entre nosotros, pero que estuviera enamorada de mi, eso lo cambia Todo.—¿Desde cuando?— pregunto porque quiero saber todo—No se de que hablas— se defiende ella, queriendo ocultar lo que acabo de oír de sus labios.—Te escuché, así que no lo niegues.Se va a la cocina y toma una botella de agua de la nevera para serenarse mientras la bebe. Se que no le gusta hablar de temas incómodos, pero que aprenda que desde Ahora, se debe enfrentar los problemas.—Sabes que no pertenezco a este mundo, a esta vida donde solo hay muertes.—Pues es tarde— me acerco y aunque está de espaldas, se tensa por mi cercanía. Evitará mirarme como lo hace siempre. La encuentro tan preciosa. Lo único que puedo verle son las pecas de la espalda, pero puedo decir que todo de ella es precioso. —No te dejaré ir Eu. He reprimido lo que siento o he sentido todo este tiempo, pero ahora que se que no me eres indiferen
EmilyViktor y Leandro se van, y me quedo con Eunice. No le tocaré el tema, hasta que ella se sienta con la confianza suficiente para comentarlo. Me voy a la cocina y me preparo un sándwich, la verdad es que no se me antoja comer otra cosa ahorita, creo que es porque me preocupa el hecho de que Vik se haya ido y no dejara a nadie a quien yo le tuviera confianza.Termino de colocarle el jamón de pavo y las rodajas de tomate que se ven bastante deliciosas, junto con el pepinillo y mucha salsa, se que luego de que tenga a mi bebé, me arrepentiré de haber comido tanto cuando me cueste adelgazar esos kilos que me estoy devorando ahora.Coloco todo en el plato y limpio mis manos con la servilleta mientras miro a Eunice concentrada en un libro, creo que ella y mi primo Jacob, se llevarían bien si compartieran mas. A ambos les encanta leer.Me voy por una coca cola al refrigerador que esté algo congelada para beberla con el hielito que pase por la garganta. Se que me está ignorando, pero creo
EmilySalgo de la casa y me entra el pánico cuando veo hacia la cabaña de forma disimulada y pienso en mi tía y mi primo Jacob. quiero correr hacia ellos, pero tengo miedo que si no los han visto, sea yo quien los delate. Solo espero que estén bien.A mi alrededor los cuerpos están en el suelo, y veo que aunque algunos tienen disparos en la cabeza y otros heridas de armas blancas, algunos quedaron vivos. Miro a mi amiga Eu, y está muy afectada, le doy una mirada de disculpas y ella asiente poniéndome menos culpable.—Quisiera decirte que eres bienvenida a la familia y que lamento lo que pasó con tu madre, pero la verdad es que lo disfruté—se relame los labios y juro que me da tanto asco que todo lo que no vomité en mi comienzo de embarazada, lo haré ahora. Tengo tanto odio hacia el, que estoy segura que hasta mi bebé lo siente.—Eres un cerdo asqueroso, pero te juro que me vas a pagar cada infierno que pasé, vas a saber en que se puede convertir esta mujer que llevas sin querer irse—
ViktorCuando veo que la camioneta se va, siento mis piernas flaquear y caigo en el suelo de rodillas mirando a la nada. Le fallé a mi mujer y a mi hijo, debí saber que esto era una maldita trampa.—Tranquilo Viktor. La recuperaremos, y me incluyo porque Emily es como mi hermana pequeña, además estoy seguro de que se llevaron a Eunice.Asiento sin mirarlo, solo pienso en mi mujer, espero que no le pase nada y que mi padre tenga palabra al haberlo dicho, se que no es de su agrado que la haya puesto a ella en primer lugar, pero es mi mujer, de quien me enamoré y la que lleva a mi hijo en su vientre.Leandro me ayuda a levantarme y nos montamos en el auto en el que vinimos, el se encarga de manejar porque mi mente solo está en Emily.Busco mi móvil y marco el numero de mi padre, pero no me atiende, marco el de mi mujer y como era de esperarse, lo tiene apagado. Le pido a Leandro que acelere y al llegar, veo al cementerio de personas que hay alrededor de la propiedad, parece que hubo una
Viktor¡Ya camino al aeropuerto! Después de esperar mas de una hora a que enterraran a la tía de mi mujer y su primo la llorara a moco suelto, vamos con mucho retraso. y puedo decir que lo entiendo, Lo mismo hice yo con la mía cuando murió, solo que no dejé que me viera mi padre, me hubiera disciplinado, porque su frase siempre era que los hombres no llorábamos porque nos hacía débiles.Ahora va callado, mirando por la ventana, no ha dicho ni una sola palabra después de dedicarle unas a su madre mientras bajaban la caja fúnebre. Parece que se recupera del dolor de a poco porque no quiso que lo ayudara a subir al auto.—¿Crees que están bien?— pregunta después de tanto rato en silencio, haciendo que Leandro voltee a mirarnos—Si. Estoy seguro. Si las hubieran querido matar, ya lo hubieran hecho, mi padre y mi tío no se andan con rodeos.Se queda en silencio, pero se que al estar intranquilo, tiene algo mas para decirme.—¿Por qué la buscan? ¿No deberían dejarlos tranquilo por ser tu, s