Las manos que cubrían mis ojos estaban anormalmente frías. Incluso sentí las formas delgadas de sus dedos mientras me consolaba en voz baja: "No estoy herido, pero tenemos que entrar a la habitación de inmediato".

Estuve de acuerdo y le seguí la corriente: "¡Está bien, te escucharé!".

Lucas de repente me levantó y entró en la habitación. Teníamos nuestras espaldas contra la pared mientras afuera continuaban los sonidos de disparos. No tuve miedo porque mis hombres no estaban muy lejos.

Le pregunté a Lucas: "¿Quiénes son estas personas?".

“Quizás algunos terroristas locales o gente que quiere matarme. Señorita, no se preocupe. No vienen por usted".

Incluso si no iban por mí, Lucas se lastimó por mi culpa. Sintiéndome culpable, dije: "¡Déjame ayudarte a detener la hemorragia!".

Los disparos afuera se desvanecieron lentamente. Lucas mantuvo mis ojos cubiertos todo el tiempo y solo me soltó después de un tiempo. Para cuando abrí los ojos, él ya estaba de espaldas a mí. El uniforme de