El chico del otro lado del muro me dijo que tenía una madre.

Pregunté pacientemente: “¿Dónde está tu madre?”.

Explicó con calma: “Mi madre es una amante que destruyó la familia de otros. Ella me tomó y vino a Francia porque la esposa del hombre la amenazó. Sin embargo, ella me abandonó cuando recién llegamos a Francia porque un rico francés estaba dispuesto a casarse con ella. Pero su condición era que ella me abandonara. Pensé que ella no estaría de acuerdo, pero al final lo hizo”.

Sin embargo, al final lo hizo…

Sus pensamientos estaban claros. Su tono también era ligero y tenía la indiferencia que ni siquiera un adulto podía alcanzar.

Parecía que miraba más allá de este incidente y no se involucró en nada inútil. Él no cedió a sus luchas.

Estaba a punto de decirle algo para consolarlo. Sin embargo, antes de que pudiera hablar, él dijo con tono indiferente: “No la culpo porque es mi madre y es la mujer que me dio la vida. Sin embargo, ¡eso es todo!”.

Tenía mis propios hijos,