El cine en la mañana era muy tranquilo. Decidí ver la última y más candente película transmitida. Cuando conseguí las entradas, ¡vi que Zachary había comprado un balde de palomitas de maíz y una coca cola caliente para nosotros!

Pregunté con curiosidad: “¿no te conseguiste ninguna bebida para ti?”.

“Yo no tomo coca cola” dijo él.

De hecho, ¡él vivía una vida refrenada!

Él nunca comía alimentos poco saludables.

¡Nunca lo había visto comer comida chatarra!

No solo eso, tampoco lo vi beber refrescos.

A lo más, ¡él bebería té o café!

Señalé las otras bebidas y dije: “Ellos tienen agua mineral”.

Zachary permaneció callado por un rato. Luego él dijo: “Vayamos a la sala”.

Zachary me entregó las palomitas de maíz. Lo tomé y abracé el cubo. Una de sus manos sostenía la taza de coca y la otra tomaba familiarmente mi cintura. Cuando entramos en la sala, no había nadie dentro.

Le dije a Zachary: “Parece que reservamos toda la sala”.

¡La gente rara vez venía a ver películas en ese mome