De repente entendí lo que el viejo mayordomo se refería cuando dijo: “el Viejo Amo y su esposa… realmente… no…”.

¡Él quería decirme que mis padres seguían con vida!

Abracé al hombre de mediana edad ante mí con fuerza, sin estar dispuesta a soltarlo por un rato, ya que estaba asustada de que él desapareciera así como lo había hecho yo.

Una voz sorprendida vino desde atrás: “Carol”.

Levanté la mirada sorprendida: “¡Mamá!”, exclamé.

“Ven. Entra y toma asiento”.

La sala estaba limpia y arreglada. Incluso había un piano anticuado en la esquina. Me imaginé que mi madre tocaba ahí todos los días.

Sostuve las manos ásperas de mi mama con fuerza y escuché su calmada voz.

“Lamentamos haberte abandonado”.

Suprimí mis emociones y pregunté: “¿Por qué hicieron eso?”.

¿¡Por qué desaparecieron y me abandonaron cuando tenía 14 años!?

“Tu padre y yo nos habíamos cansado del ambiente financiero, y alguien nos amenazó… Carol, cuanto lo siento”.

¿¡Quien los había amenazado en el pasado!?

Mi