“Por supuesto. Quiero casarme contigo porque te amo”.

“Oh”, respondió la mujer. “Con excepción de mi esposo, eres el que mejor me ha tratado”.

El Asistente Yair volvió a fruncir el ceño. Él preguntó: “Si él te trata tan bien, ¿por qué me quieres a mí? No puedes seguir llamándolo tu esposo”.

“Bueno, para ser sincera, él me trata bien pero no le gusto. Es igual a cómo yo lo trato bien, pero el que me gusta no es él”.

El Asistente Yair sabía que su matrimonio era solo por negocios.

Él trabajaba como asistente de Zachary, por lo que conocía muy bien este tipo de arreglos. Basándose en su apellido y relación, podía adivinar de qué familia era.

Efectivamente, ella era de una familia rica y prominente.

Aun así, el Asistente Yair igual no pudo evitar decir: “Aunque solo soy un asistente, mi salario es inimaginable”.

“¿Es mucho? Recibí alrededor de dos billones solo de mis distribuciones de dividendos, y mi esposo me paga alrededor de diez billones cada año”.

Eso significaba que inclus