"¿Está muy mal?".

"Sí. Por ahora, ya no puedo continuar el viaje contigo".

"Yo, yo, yo...".

¡Tartamudeé tanto que no podía hablar!

"Bel, ve y busca a alguien que me salve".

Zachary quería que me fuera. Sin embargo, tardaría dos días en volver si me iba. ¡Él no sobreviviría dos días!

Dije vacilante: "Te ayudaré con el vendaje antes de irme".

Zachary se inclinó desde su cintura y se negó a dejarme tocar su herida. Lo abracé por el hombro y le dije: “Déjame vendarla por lo menos. De lo contrario, no me iré".

Quería llorar, pero nunca podría llorar frente a él. ¡Nunca me permitiría afectarlo de forma negativa!

Después de una larga pausa, Zachary accedió a mi solicitud. "Está bien".

Le quité la camisa a Zachary. Todas las heridas de su espalda se volvieron a abrir.

Sus cicatrices se veían particularmente aterradoras. Me estremecí y no sabía qué hacer. Sin embargo, sabía que no podía sentarme ahí sin hacer nada. Tuve que ganar la batalla contra mi propio miedo.

Mis dedos temblaro