Cuando los otros dos escucharon esto, se dibujaron unas sonrisas siniestras en sus rostros, y el primer hermano dijo: “después de él solo faltara uno más y podremos vivir tranquilamente”.

Con una pausa, el hombre dirigió su mirada a la mujer amable y dijo con una sonrisa coqueta: “Vanesa, si tú querías acostarte conmigo y yo contigo, por que perdemos el tiempo apostando….

La mujer llamada Vanesa, era el segundo dios de la guerra y la que estaba a su lado era la tercera diosa de la guerra Helen, cada uno de ellos era tan fuerte como el otro, el resto de los 6 dioses de la guerra no se les podría comparar en absoluto.

Vanesa volvió a hablar con una suave y dulce voz después de escuchar al primer hermano: “si sigues hablando puede que tu cabeza ruede por el suelo, yo que tú no tentaría tanto mi suerte”.

Después de una pausa ella volvió a decir: “además esta no fue una apuesta contra ti, sino contra mi suerte, pronto cumpliré 28 años y aún sigo siendo virgen, que pasaría si no aparecía al