Capítulo 3
Verónica estaba sentada en su sofá, todo estaba en silencio. De repente, escuchó un golpe en la puerta. Al caminar hacia la puerta, se preguntaba quién podría ser, ya que no esperaba a nadie. Al abrir la puerta, encontró a Christopher parado allí, sonriendo.
Finalmente, la puerta se abrió y Verónica apareció, con una mirada preocupada en su rostro. "Hola Christopher, ¿pasa algo?", preguntó ella, el noto la expresión en su rostro.
"Estoy bien, pero noto que tú te ves angustiada", expresó Christopher con un tono dudoso y preocupado.
"Mi ex esposo apareció en mi trabajo ayer", explicó Verónica, sintiéndose un poco avergonzada por revelar su vulnerabilidad.
"Lo siento mucho, Verónica. Eso debe haber sido difícil", dijo Christopher, acariciando su brazo en un gesto reconfortante.
"Es solo que, a veces, me preocupa que no pueda escapar de él", dijo Verónica, sintiéndose un poco triste.
"Verónica, no tienes que enfrentar esto sola. Estoy aquí para apoyarte y protegerte, junto con tu hijo. No dejaré que nada les pase", dijo Christopher con una sonrisa tranquilizadora.
Verónica se sintió abrumada por la amabilidad y la sinceridad de Christopher. Había algo en él que la hacía sentir segura y protegida, y se dio cuenta de que estaba empezando a sentirse atraída por él.
"Quería invitarte y a Gabriel a ir al zoológico este fin de semana", dijo Christopher, sosteniendo un folleto del zoológico en su mano. "Pensé que podríamos pasar un buen rato y seguir conociéndonos".
Verónica se mordió el labio inferior, claramente indecisa. "No estoy segura, Christopher. Tengo mucho en mi mente en este momento", dijo ella, suspirando profundamente.
Christopher se sintió un poco decepcionado, pero entendía la situación de Verónica. "Lo entiendo, pero tal vez un día en el zoológico podría ayudarte a desconectar de todo por un momento", sugirió.
Finalmente, Verónica cedió, dándole a Christopher una pequeña sonrisa. "Está bien, iré con Gabriel", dijo ella. "Será bueno tener un poco de distracción".
Christopher asintió con entusiasmo y se despidió de Verónica, prometiendo hacer los arreglos para el fin de semana en el zoológico. Mientras caminaba de regreso a su apartamento, se sintió aliviado de haber tomado la iniciativa y de haber logrado que Verónica aceptara su invitación.
***
Después del incidente en el edificio de la empresa, Verónica se sintió cada vez más ansiosa y preocupada por su seguridad y la de su hijo. Cada vez que salía de casa, sentía que alguien la estaba siguiendo y no podía evitar mirar constantemente por encima de su hombro.
Un día, mientras regresaba del supermercado con su hijo, notó a un hombre en un automóvil estacionado cerca de su edificio. Ella no pudo ver su rostro, pero algo en la forma en que la estaba observando la hizo sentir incómoda.
Verónica y su hijo llegaron a su apartamento y cerraron la puerta detrás de ellos, respirando profundamente para tranquilizarse. Pero su tranquilidad se vio interrumpida cuando el timbre sonó. Verónica se asomó por la mirilla y vio que era su ex esposo.
"¡No voy a hablar contigo, Pablo! ¡Vete!", gritó Verónica a través de la puerta.
Pablo comenzó a golpear la puerta con fuerza y Verónica entró en pánico. Miró a su hijo, que estaba llorando, y sintió una oleada de miedo y tristeza.
En ese momento, Christopher llamó a su puerta. Verónica abrió rápidamente la puerta y se sintió aliviada al ver a Christopher de pie en el pasillo.
"¿Estás bien? Escuché todo el ruido", preguntó Christopher con preocupación.
"No, no lo estoy. Mi ex esposo está aquí y no se irá", dijo Verónica, temblando de miedo.
Christopher se acercó a la puerta y se enfrentó a Pablo. "Oye, amigo, ¿por qué no te vas? Estás asustando a una mujer y a su hijo", dijo Christopher en un tono firme.
Pablo lo miró con desprecio y comenzó a caminar hacia él. Pero antes de que pudiera hacer algo, Christopher lo agarró por el brazo y lo empujó hacia atrás.
"Te dije que te fueras. No queremos problemas aquí", dijo Christopher, sujetando firmemente el brazo de Pablo.
Pablo intentó luchar, pero Christopher lo sujetó con fuerza. Finalmente, Pablo se rindió y se alejó, murmurando insultos mientras se alejaba.
Verónica miró a Christopher, agradecida y asombrada por su valentía. "Gracias. No sé qué hubiera hecho sin ti", dijo Verónica con lágrimas en los ojos.
"No tienes que agradecerme. Solo hice lo que cualquier persona en su sano juicio haría", dijo Christopher, sonriendo.
Verónica se sintió atraída por su fuerza y seguridad, y su corazón comenzó a latir más rápido. ¿Podría ser que ella estuviera desarrollando sentimientos por él?
Después de lograr que Pablo se fuera del edificio, Verónica se sentía agotada emocionalmente. El estrés y la ansiedad de la situación aún estaban presentes en su mente. Christopher se acercó y le preguntó si estaba bien.
Verónica volvió a agradecer su ayuda y le explicó que aunque se sentía aliviada de que Pablo se hubiera ido, todavía se sentía temerosa por su seguridad y la de su hijo. Christopher entendió perfectamente lo que Verónica estaba sintiendo, ya que él también había pasado por momentos difíciles en su vida.
"¿Qué tal si nos distraemos un poco?", sugirió Christopher. "Tengo algunas películas en mi apartamento. ¿Te gustaría ver una conmigo y con Gabriel?"
Verónica asintió agradecida. Christopher se dirigió a buscar las películas mientras ella entraba con Gabriel a su apartamento. Cuando Christopher llego al apartamento de Verónica, escogió una película de animación que Gabriel adoraba y que hacía tiempo que Verónica no veía. Los tres se acomodaron en el sofá y se dispusieron a disfrutar de la película.
Verónica no podía evitar sentirse agradecida por tener a alguien como Christopher en su vida. Aunque apenas se conocían, él había sido una gran ayuda en momentos de necesidad y estaba allí para apoyarla en todo lo que necesitara. Era un sentimiento extraño y nuevo para ella, pero le gustaba.
Christopher se sentó en el sofá junto a Verónica y su hijo Gabriel, con una sonrisa en su rostro mientras observaba a los dos juntos. Verónica había preparado una bolsa grande de palomitas de maíz y Gabriel estaba entusiasmado por ver su película animada favorita.
La habitación se llenó de risas mientras los personajes en la pantalla realizaban payasadas tontas. Gabriel estaba fascinado, sus ojos brillantes y su risa contagiosa llenando la habitación.
Christopher observaba todo esto con un sentimiento de tristeza en el corazón. Recordó a su esposa fallecida y a su hijo, y se sintió un poco culpable por permitir que Verónica y Gabriel entraran en su vida. Pero no se arrepentía de ello. Había algo reconfortante en estar con ellos, algo que lo hacía sentir como si estuviera en casa.
Mientras la película continuaba, Christopher se encontró riendo y disfrutando del momento. Gabriel se acurrucó contra él y Verónica se acomodó en el otro lado, y por un breve momento, se sintió completo.
Pero luego, la película terminó y la habitación se quedó en silencio. Christopher se puso de pie, sintiendo la tristeza regresar a su corazón. Verónica lo miró con preocupación en los ojos, y Gabriel pareció darse cuenta de su tristeza también.
"¿Estás bien?" preguntó Verónica, colocando una mano en su brazo.
Christopher asintió, sabiendo que no podía explicar cómo se sentía. "Sí, estoy bien. Solo un poco cansado", dijo, forzando una sonrisa.
Pero Verónica lo miró con preocupación y sabía que algo estaba mal. "¿Estás seguro?" preguntó de nuevo.
Christopher suspiró. "Solo estoy recordando algunas cosas del pasado. A veces, me siento culpable por estar aquí con ustedes, como si estuviera traicionando a mi familia", confesó.
Verónica le tomó la mano y le dio un apretón reconfortante. "No tienes nada de qué sentirte culpable", dijo suavemente. "Nadie espera que olvides a tus seres queridos. Pero también mereces tener una vida feliz y amorosa. Y si podemos ser parte de eso, entonces estamos felices de estar aquí contigo".
Las palabras de Verónica lo calmaron y lo reconfortaron, y Christopher se sintió agradecido por tenerla y a su hijo en su vida. No sabía lo que el futuro les deparaba, pero por ahora, estaba agradecido por el momento presente y por tener a Verónica y Gabriel a su lado.
Capítulo 4Christopher había estado luchando con sus sentimientos durante semanas. Cada vez que estaba cerca de Verónica, su corazón latía más rápido y su mente se nublaba. Intentaba resistirse a la atracción, sabiendo que ella había pasado por tanto dolor en su matrimonio anterior y que él mismo estaba lidiando con su propio dolor. Pero después del incidente con el ex esposo de Verónica, Christopher sabía que no podía seguir negando sus sentimientos.Una tarde, Christopher decidió que era hora de hablar con ella. Llamó a su puerta y ella abrió, sorprendida de verlo allí."¿Christopher, todo está bien?" Preguntó Verónica, mirando su expresión seria."No, no todo está bien," respondió Christopher. "Hay algo que necesito decirte."Verónica frunció el ceño, preocupada por lo que estaba por venir. Christopher se pasó una mano por el pelo, nervioso, antes de continuar."Verónica, he estado luchando con esto durante semanas. No puedo evitar sentir algo por ti. No puedo seguir negando mis s
Capítulo 5Verónica se encontraba en la habitación, con las manos temblando mientras intentaba empacar sus cosas. Hacía meses que había estado planeando este momento, el momento en que finalmente dejaría a su esposo abusivo y comenzaría una nueva vida con su hijo. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras arreglaba su equipaje y el de su hijo, asegurándose de que nada se quedara atrás.De repente, escuchó la puerta abrirse y sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que no tenía mucho tiempo antes de que su esposo llegara a la habitación, pero estaba decidida a salir de allí sin importar lo que pudiera pasar.Sin embargo, antes de que pudiera terminar de empacar, su esposo apareció en la puerta, con una mirada de furia en sus ojos. "¿Qué demonios estás haciendo?", gritó, acercándose a ella con un puñetazo.Verónica trató de protegerse, pero fue golpeada una y otra vez, su cuerpo temblando con dolor. Intentó gritar, pero su esposo la agarró del cuello, impidiéndole respira
Capítulo 6Christopher caminaba por las calles de la ciudad, tratando de olvidar el largo viaje que acababa de hacer. Aunque estaba contento de volver a casa, también sentía un nudo en el estómago al pensar en Verónica. Sabía que ella había pasado por mucho y no quería presionarla para comenzar una relación.Christopher suspiró mientras dejaba su maleta en el suelo. La sensación de estar en su propio apartamento después de un largo viaje lo reconfortaba, pero al mismo tiempo, la tensión de no saber qué pasaría entre él y Verónica lo atormentaba. Decidió darse una ducha y relajarse un poco antes de pensar en ella.Durante la noche, Christopher no pudo dejar de pensar en Verónica y en lo mucho que le gustaría hablar con ella. Se sentía un poco triste y frustrado por no haber tenido la oportunidad de verla hoy, pero también comprendía que ella tenía su propia vida y sus propias responsabilidades.Al día siguiente, Christopher se levantó temprano y decidió ir al gimnasio para despejar su
Capítulo 7Christopher caminaba por el pasillo de su edificio, tratando de mantener la calma. Había pasado una semana desde la última vez que había visto a Verónica, y estaba ansioso por verla de nuevo. A pesar de vivir en el mismo piso, sus horarios habían estado fuera de sincronía y no habían coincidido en los últimos días.Finalmente, llegó al final del pasillo y giró la esquina hacia su apartamento. Justo cuando estaba a punto de abrir la puerta, escuchó un ruido detrás de él. Se volvió para ver a Verónica parada frente a su puerta, con la cabeza gacha y aparentemente nerviosa."Hola, Christopher", dijo ella tímidamente, sin atreverse a mirarlo directamente a los ojos."¡Verónica! Ha pasado tanto tiempo, ¿cómo estás?" respondió Christopher, tratando de calmar sus propios nervios."Ehmm, lo siento mucho por no haber estado disponible últimamente, he estado muy ocupada con el trabajo y otras cosas", se disculpó Verónica, moviendo inquietamente su pie."No te preocupes, lo entiendo p
Capítulo 8La lluvia caía sin cesar en la carretera, como si el cielo hubiera decidido descargar toda su furia en aquel momento. La mujer, llamada Ana, conducía su vehículo con una expresión tensa en su rostro. Su hijo de cinco años, Sergio, estaba sentado en el asiento trasero, con un pequeño juguete en sus manos y una sonrisa en su rostro inocente.De repente, el teléfono de Ana sonó. Miró la pantalla y vio el nombre de su esposo, Christopher, parpadeando en ella. Con un suspiro, presionó el botón para contestar."¿Hola?" dijo Ana, tratando de mantener la vista en la carretera."Ana, cariño, ¿estás bien?" preguntó Christopher, su voz preocupada."Estoy bien, Chris, solo estoy conduciendo en esta tormenta", respondió Ana, mientras ajustaba el volante para mantener el control del vehículo."Escucha, necesito que me digas que me amas. Solo quiero escuchar esas palabras de tu boca", dijo Christopher, su voz temblorosa.Ana sonrió, pero estaba confundida. "¿Por qué me preguntas eso, Chri
Capítulo 9Verónica estaba sola en su pequeño apartamento, tratando de preparar la cena para ella y su hijo pequeño. Sin embargo, su mente estaba en otra parte. No podía dejar de pensar en las constantes peleas y abusos que había sufrido de su ex esposo. Había sido una madre soltera durante un tiempo, pero la idea de estar sola la atormentaba.De repente, su corazón comenzó a latir con fuerza y su respiración se aceleró. Se sintió atrapada y asustada, incapaz de concentrarse en nada más. Había experimentado ataques de ansiedad antes, pero esta vez fue peor.Como pudo, se sentó en su sofá, tratando de tranquilizarse. Su corazón latía a mil por hora y su respiración era rápida y superficial. Las manos le temblaban y las lágrimas le caían por las mejillas. Sabía que esto era un ataque de ansiedad, y no podía controlarlo.Uno días después, mientras está en el supermercado comprando la comida para la semana, Verónica comienza a sentir que el corazón le late con fuerza y la respiración se l
Capítulo 10Verónica estaba en casa con su hijo cuando sonó el timbre de la puerta. Al abrir, se encontró con un agente del juzgado que le entregó un citatorio para una audiencia en la que se determinaría si su ex esposo había incumplido la orden de alejamiento que ella había obtenido en el proceso de divorcio.Verónica recibió una carta del juzgado y sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras la sostenía en su mano temblorosa. La carta era para evaluar si su ex esposo había violado la orden de alejamiento que ella había conseguido después de años de abuso y violencia doméstica.Con un suspiro, Verónica abrió la carta y comenzó a leer en voz alta frente a su hijo Gabriel, que estaba jugando con sus bloques en el suelo."Estimada señora Verónica, el juzgado le informa que se ha presentado una denuncia en contra de su ex esposo por violar la orden de alejamiento que fue emitida en su contra el pasado mes de mayo. La denuncia alega que su ex esposo ha estado merodeando cerca de su
Capítulo 11Verónica caminó hacia la oficina de su psicóloga, sintiendo una mezcla de nerviosismo y alivio. Era su segunda sesión, pero aun así no estaba segura de lo que iba a decir o cómo iba a sentirse después.Desde que se divorció, Verónica había estado sufriendo de una intensa crisis de ansiedad. Se sentía como si estuviera en una montaña rusa emocional constante, con altibajos que eran imposibles de controlar. Como madre soltera de su hijo Gabriel de 4 años, la presión parecía aumentar cada día, y no sabía cómo superarlo.Cuando entró en la oficina de la psicóloga, se sentó en el sofá y respiró profundamente. Se sintió vulnerable al hablar de sus sentimientos, pero sabía que necesitaba hacerlo si quería superar su situación actual.La psicóloga la saludó y comenzaron a hablar sobre cómo había estado Verónica en las últimas semanas. Verónica se sintió reconfortada al hablar con alguien que la entendía y no la juzgaba. Comenzó a hablar de su ansiedad y cómo estaba afectando su vi