En la cena que había programado con Eva, Ethan se mostraba animado.Ya había planeado todo en su mente, solo necesitaba ponerlo en práctica. Todo debía salir perfectamente bien. Ella se arrepentiría del día en que lo conoció.— Me sorprendí cuando me llamaste más temprano —dijo ella.— Sabía que dirías eso —respondió—. Pero mi intención es la mejor posible, puedes apostar.— ¿Qué te hizo cambiar de opinión tan fácilmente?— No sé. Solo me di cuenta de que me estoy haciendo viejo y que no tengo a dónde correr.— Dijiste que no quieres prolongar nuestro compromiso, ¿es verdad?— Sí, estaba pensando en algo y quiero mucho que lo aceptes.— Dime, ¿qué es? Lo consideraré.— Quiero hacer un viaje contigo.— ¿En serio? ¿A dónde?— Es un secreto.— Deja de ser misterioso, tengo ansiedad —reveló.— Solo puedo adelantarte algo. Debes prepararte para vivir las emociones más fuertes de tu vida.— Ethan, eso no es una pista.— No puedo decir nada más, solo prepárate y ten en cuenta que habrá grande
Cuando Ethan salió de la habitación, Sueli miró a Sofía de un modo reprobatorio, pareciendo condenar a su hija por algo que ni ella misma sabía. — Mamá, ¿está todo bien? — preguntó Sofía preocupada. — ¿Por qué vino él a visitarte? — No sé, creo que debe haberse sentido culpable por lo que pasó. — ¿Cómo pudo aparecerse aquí así, con una cara tan tranquila, haciéndose pasar por un buen chico? — Mamá, la culpa no fue solo de él. Ya me habían advertido que no debía entrar a su oficina sin tocar, aun así, lo hice. Estas son solo las consecuencias. — Eso no justifica nada, Sofía. — Sé que no, pero no quiero que lo culpes. Le pasó algo que lo hizo actuar de esa manera y estoy segura de que fue por la visita que recibió. — Deja de defenderlo, Sofía. Por culpa de ese muchacho, mi nietecita no está en esta habitación con nosotras. ¿Sabes cuánto me contuve para no agarrarlo del cuello? — Lo sé, mamá, pero… — Basta de peros — pidió. — Vi cómo lo miras, como si nada de lo que hizo te hubi
Había pasado una semana desde que Sofía tuvo a su bebé.Le habían dado el alta del hospital, pero su hija seguía en la UCI neonatal.Tener que salir del hospital sin la niña en brazos fue una pesadilla indescriptible, como si le faltara una parte de su cuerpo.Gracias a Dios, estaba con su madre a su lado, que la consolaba diciendo que todo estaría bien.Kate fue a buscarlas al hospital, conduciendo su carro nuevo. Un Toyota Corolla blanco perlado que había comprado el día anterior con la ayuda de Mateo.—Buenos días —saludó Kate.—Vaya, qué buen gusto a la hora de elegir un carro, ¿eh? —la elogió Sofía, entrando al carro que olía a nuevo.—¿Te gustó? Mateo me ayudó a comprarlo.Sueli miró de reojo a Kate, pero se mantuvo en silencio, observando el diálogo entre las dos.Darse cuenta de que la amiga de su hija era cercana a Mateo la puso celosa. En el fondo, aún esperaba que los dos salieran y volvieran juntos a Brasil.—Él es excelente con esas cosas, cuando vivía en Brasil me ayudó a
[Dos días antes]Ethan estaba en su oficina, hablando por teléfono.Planeaba fríamente el fin de semana con expresión seria.—Acabo de transferir el monto que pidieron, no quiero que haya ningún contratiempo, ¿me escuchan? —preguntó.—No se preocupe, señor, todo ocurrirá como desea. —Respondió la persona al otro lado de la línea.Después de colgar el teléfono, respiró hondo, ansioso de que sus planes no se desviaran.Había estado trabajando en ello incansablemente, día y noche.Su celular empezó a sonar, y al mirar la pantalla, vio el nombre de su padre.—Buenos días, papá.—Buenos días, hijo, ¿está todo bien contigo?—Sí, todo está perfectamente bien.—Qué bueno —respondió Adam. —Ethan, ¿hay algo que estés planeando hacer que yo aún no sepa?—¿Por qué la pregunta? —Lo cuestionó.—La gente del banco me llamó, avisando que transferiste una gran suma a tu cuenta personal.—Ah, ¿así que es eso? —se rió. —Es que tengo algo en mente.—¿Qué estás planeando, hijo?—Solo quiero darle una sorpr
Eva no entendía nada.—Ethan, ¿qué está pasando aquí? —Preguntó asustada.—¿No te gustó tu ropa, querida? —le cuestionó. —Me aseguré de elegir la que más te quedaba.—¿Qué clase de broma de mal gusto es esta?—¿Broma? —se rió. —Me tomo todo el trabajo de prepararte una sorpresa, ¿y la llamas broma de mal gusto? Por favor, valórame más.Fingió estar ofendido.—No me está gustando esto, Ethan.—Pero si ni siquiera hemos empezado. ¿Cómo puedes decir que no te gusta?—No quiero quedarme aquí, me estás asustando.Caminando hacia la puerta, intentó abrirla, pero no pudo.—¡Abre esta puerta ahora! —ordenó.—Te dije que aún no hemos empezado, ¿cómo te atreves a querer irte así?—Voy a llamar a tu padre ahora mismo y decirle lo que estás haciendo.Metiendo la mano en el bolsillo del pantalón, no sintió nada, entonces recordó que había entregado su celular al piloto del avión.—¿Por qué estás haciendo esto? —Gritó desesperada.—¿No me digas que tienes miedo? —cuestionó. —Escuché que los psicópat
Las acusaciones de Eva hicieron que Charlotte perdiera la cabeza y se lanzara sobre ella.Las dos comenzaron a rodar por el suelo.Mientras Charlotte le tiraba del pelo a Eva, recibía patadas y puntapiés de esta, que no podía defenderse con las manos.Ethan sintió que, si no intervenía allí, las cosas se saldrían de control.Sujetando a Charlotte, le pidió que se calmara.—¿Cómo puedo quedarme quieta, dejando que esta mujer diga esas cosas? —Le preguntó a Ethan.—Si crees que no puedes controlarte, entonces es mejor que te vayas —dijo él.—Está bien, me controlaré. —Respondió, sintiendo la indiferencia en el tono de su voz.Ethan se dirigió hacia donde Eva estaba caída, y se agachó cerca de ella, empezando a hablar.—Su error no justifica el tuyo, y viceversa. Ella también se equivocó, pero debes saber que quien está siendo juzgada aquí ahora eres tú —explicó.—¿Qué piensas hacer conmigo?—Voy a hacer que pagues por lo que hiciste.—Esto no es justo, Ethan. No sé qué te dijo ella, pero
Ethan estaba de pie frente al pequeño altar montado para la falsa boda.Miraba los papeles que Eva había firmado sin leer. Esos papeles eran un consentimiento de que ella se internaba por su propia voluntad. Lo había hecho por seguridad, para no tener ningún problema en el futuro.Mientras estaba inmerso en sus pensamientos, oyó pasos acercándose.Al volverse para mirar, vio a Charlotte caminando por el pasillo adornado con flores, dirigiéndose al altar.Verla caminar allí hizo que su mente viajara un poco, recordando que, en un pasado no tan lejano, pensaba en casarse con ella en un lugar como ese.—Ethan... —Llamó su atención. —Finalmente conseguimos vengarnos por nuestro hijo.Él permaneció en silencio.—¿Crees que podrá escapar de allí? —preguntó ella.—Estoy seguro de que no. —Respondió él.Charlotte quería una oportunidad para poder hablar con él, pero notó que, incluso después de haberle contado todo lo que pasó, él seguía frío.—¿Podemos hablar un poco? —Pidió.—¿De qué quieres
Ya se estaban cumpliendo casi dos meses desde que había nacido la bebé de Sofía. Aunque su cuadro clínico estaba estable, Ava aún no había recibido el alta. Incluso sin ir al hospital, Ethan se mantenía informado sobre el estado de salud de la bebé diariamente.Mientras el caso de Eva aún no estaba concluido, él se había alejado del trabajo, pero después de que todo se resolvió, sintió que ya era hora de volver.Llegando al piso donde estaba su oficina, encontró a una mujer sentada en el lugar que era de Sofía.—Buenos días, señor Smith, soy la secretaria temporal. Me llamo Fiona y estaré aquí hasta que...Él pasó de largo, ignorándola y entrando en su oficina, cerrando la puerta enseguida.Extrañamente, no le gustó ver a otra persona ocupando el lugar de su secretaria, aunque fuera temporalmente.Se sentía extraño, pero estaba echando de menos su presencia, incluso cuando lo irritaba.Sentándose en su escritorio, observó su oficina totalmente arreglada. Todo lo que se había roto aquel