Capítulo252 A la montaña
La fina llovizna se volvía más densa. Adriana fue al auto a buscar salchichas para alimentar al perro y, de ida y vuelta, su abrigo se cubrió de gotas de agua.

El perro comió lo que le ofreció y, recordando el camino a su casa, la acompañó de regreso. Cuando llegaron a la puerta, al verla abrir la puerta, el perro amarillo pareció considerar que su misión estaba cumplida y regresó a su hogar moviendo la cola.

Adriana se sintió un poco desanimada. Finalmente, había encontrado un perro familiar.

La cerradura de la antigua puerta del patio era nueva, la había cambiado este año. No le costó mucho abrirla.

Al entrar, encendió las luces. Afortunadamente, todo estaba en orden. Todavía estaba allí, la lámpara solar que su abuelo había instalado muchos años atrás. Aunque no era tan efectiva como antes debido al paso del tiempo, aún podía iluminar todo el patio en plena noche.

Al levantar la vista, vio el viejo árbol cargado de frutas púrpuras y rojas, muy tentadoras.

A pesar de la lluvia, camin
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