Fiel a su palabra, Niklas se mantuvo a mi lado incluso en la entrevista, algo que agradecí con el alma porque los nervios y el miedo que sentía no me permitirían hablar con el doctor.Pensé que el Dr. Brightman iba a poner algún problema porque alguien más estaría con nosotros en la entrevista, pero no dijo nada ni mucho menos hizo cuestionamientos. Todo lo contrario a lo que había creído, fue muy amable conmigo y con Niklas.—Bueno, Amanda, en realidad más que una entrevista, este es un encuentro para que nos conozcamos antes de empezar a trabajar. Confío en el criterio de Giselle y si ella te recomendó a ojo cerrado, es porque eres una persona confiable. Ahora bien, te voy a explicar tus funciones, aunque tampoco es como que sean muchas. Como te puedes dar cuenta, el consultorio es pequeño y estaremos los dos solos trabajando aquí.—Entiendo, doctor. Lo único es que no sé absolutamente nada sobre ortodoncia ni como se debe ser una secretaria de un odontólogo —admití, avergonzada—. T
Nada fue fácil, en realidad, ¿quién dijo que lo sería? Los primeros días de trabajo quería salir corriendo y esconderme de todo el mundo, pero me daba fuerzas a mí misma para no dejarme vencer tan pronto. No iba a renunciar y retroceder todo el progreso que, aunque lento, estaba teniendo.Cada día me convencía a mí misma que no todas las personas que se me acercaban eran malas o buscaban alguna segunda intención en mí. Me decía que debía confiar y no temer por más que me dieran una sonrisa amable o una mirada larga que me hacía sentir incómoda. Sin duda, a los hombres era a quienes más les temía y sentía gran desconfianza y recelo.Debía atender tanto a hombres como mujeres de todas las edades y algunos no perdían el tiempo en lanzarme algún comentario coqueto. Eran inofensivos y no rayaban lo grosero o lo vulgar, aun así, no me gustaba despertar ese tipo de comentarios en ellos. Me decían que era una chica linda con todo respeto y algunos se atrevían incluso a invitarme a salir o a t
Aunque tardamos en encontrar un lugar donde vivir, hoy al fin nos mudaremos y empezaremos una nueva etapa. La casa era pequeña a comparación de otras que vimos, pero tenía dos habitaciones que era lo que buscábamos, además de que siendo solo Sheyla y yo, el espacio era más que perfecto.No era mucho lo que íbamos a mudar de la casa de Nick, puesto que aún no terminábamos de comprar todo lo que necesitábamos, pero él se ofreció a ayudarnos con nuestras cosas y ahora nos encontrábamos subiendo todo a su auto, con una emoción que hacía latir a mi corazón con demasiada fuerza. —Siempre es duro ver partir a un hijo —dijo la Sra. Suzanne y me acerqué a abrazarla, sonriendo por sus palabras—. Espero que no olvides cuál es el camino a esta casa. Esta vieja te extrañará mucho. —Yo también los voy a extrañar a todos, pero no estaremos muy lejos, solo a unos cuantos minutos. Además de que nos vamos a ver todos los días, porque de mi presencia no se salvarán nunca, menos cuando hace esos bocadi
Las palabras de mi amiga rondaron mi cabeza por muchos días y no me dejaban tener paz alguna, por eso me di a la tarea de analizar detalladamente a Niklas, pero en él no había ningún cambio que me diera a entender que sentía algo por mí.Siempre me trataba de la misma forma, por lo que empezaba a creer que Sheyla se había equivocado y había confundido el buen trato que tenía conmigo por sentimientos que no tenía por qué sentir.Aquello me tranquilizó y me hizo estar menos tensa e incómoda a su alrededor. No me hubiese gustado perder a un amigo tan importante para mí. Niklas era alguien especial, no en el sentido romántico, sino alguien que me había rescatado y me había dado la mano aun cuando no era su responsabilidad hacerse cargo de mí.No tenía interés romántico en nadie, solo quería vivir mi vida en completa tranquilidad, y hasta ese momento lo estaba logrando. Tenía un buen trabajo, uno donde disfrutaba mucho lo que hacía. Amigos y familia que me hacían feliz, alegraban mis días
El proceso de inseminación artificial fue más fácil e indoloro de lo que llegué a pensar que sería y tuve que esperar varias semanas para poder realizármela, puesto que debía estar en mi periodo de ovulación. Así que en ese tiempo también me administraron medicación hormonal para estimular el crecimiento folicular, cosa que aumentaba el porcentaje del éxito, y me hicieron varios estudios para determinar el día en que se llevaría a cabo la inseminación artificial. Cuando llegó el día estaba que no cabía de la emoción y el nerviosismo. Todo el proceso se me hizo tan rápido, que aun cuando salí de la consulta me sentía normal, como si no me hubieran realizado absolutamente nada. Mis amigas me acompañaron en todo momento, y me sorprendió tanto ver a Nick a las afueras de la clínica con un regalo para mí que me hizo sentir todavía más feliz de lo que estaba. Eran dos mudas de ropa, una para mí y otra para el bebé que aún no llegaba, del mismo diseño y con un bordado que me llenó el corazó
NIKLASDebía mantenerme lejos como lo prometí, muy lejos para no terminar con la cabeza más enredada de lo que de por sí ya la tenía, pero me resultaba una tarea titánica mantener la distancia de Amanda cuando solo podía pensar en estar cerca de ella, ayudándole, siendo su apoyo, su amigo y un soporte del cual se podía sostener cuando sintiera caerse.Cada paso que daba era importante para mí, además de que solo con verla sonreír me era suficiente me rebasaba el corazón como nadie jamás lo había hecho. Me alegraba por sus logros y por todo lo que estaba consiguiendo por su cuenta, y me sentía tan orgulloso de ella y de lo valiente que era cada día al afrontar situaciones difíciles con el mayor de los temples.Pero en los últimos días todos esos sentires que había tratado de mantener bajo llave incluso de mí mismo se hacían cada vez más intensos, como queriendo salir a la luz a como dieran lugar y no entendía por qué ahora, cuando había pasado un año en el cual había sabido fingir y oc
Desperté desorientado, con tremendo dolor de cabeza, mucha sed y unas terribles ganas de vomitar. Me costó levantarme de la cama y adaptarme a todo mi alrededor. Me sentía fatal y no era para menos, si había bebido como si el mundo se fuese a acabar.Me senté en el borde de la cama, sujetándome la cabeza con ambas manos. Todo estaba en completo silencio, pero incluso el silencio me estaba taladrando la cabeza.—Nunca más vuelvas a beber así, Niklas —me reprendí, volviendo a tirarme a la cama, cubriendo toda mi cabeza con la colcha.Cerré los ojos con fuerza y más pronto que ligero me volví a dormir, hasta que escuché la estridente voz de mi hermana y sus pasos a mi alrededor, quitándome la colcha de la cabeza y cegándome con la luz que entraba por la ventana.—Es hora de levantarse, bello y ebrio durmiente —soltó una risita y solo pude emitir un quejido—. Si no te levantas ahora mismo, pondré música a todo volumen y no me importa si estás que te mueres por la resaca. Eso sí, quién te
•AMANDA•Las palabras estaban atoradas en mi garganta, no podía decir lo que en ese momento pensaba, aunque mi cabeza también era un lío andante y mis pensamientos tomaban direcciones opuestas y sin sentido.Aunque Sheyla me lo dijo una sola vez y no quise darle demasiada importancia en su momento porque Nick nunca actuó diferente conmigo ni demostró más de lo que debería, lo cierto era que sus palabras llegaban a mi mente y se mezclaban con las que él me acababa de soltar.Estaba enamorado de mí y yo no sabía ni siquiera qué decirle al respecto. Sus palabras fueron hermosas e hicieron que mi corazón latiera con fuerza, pero que también me hicieran sentir horrible por no poder corresponderle los sentimientos como él los merecía.Merecía que lo amaran sin miedos ni reservas, que le entregaran el corazón en su totalidad y le hicieran sentir un amor hermoso y que no se pudiese comparar con ningún otro. Algo que yo no podía darle.En ese momento de mi vida solo podía pensar en mí, en esta