Cupido trabajando

Capítulo 9

Ginebra

Luego de que la tal Romina se fuera prácticamente soltando humo por las orejas, me volví a sentar en la mesa con mis amigos como si nada hubiese pasado. Es ahí que veo como todo el mundo al parecer le había gustado mi manera de ponerla en su lugar porque no paraban de mirarme y algunos hasta me sonreían como si hubiese ganado la tercera guerra mundial. Aun así el que no paraba de decirme que yo era toda una caja de sorpresas, era Ángel que se había quedado con el ojo cuadrado. Primero decía que había sido porque me agarre de los pelos a su hermana y ahora porque había puesto a esta chica en su sitio con estilo relajarme a su nivel. Algo que obviamente no iba a hacer, ya que uno sabe quién merece la rebajada y quién no.

Luego del almuerzo, con los chicos fuimos al siguiente turno de clase y tal cual dije en pleno campus, no me quede callada. Yo no veía a la tal Romina como a una enemiga, sino más bien la veía como a una buena rival a la que ahora podía molestar por
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