—Eso no es cierto, fue un accidente— su voz es firme, pero hay un deje de duda en ella. 

—T-an solo era-s un niño— a pesar de todo lo que ha echo y lo que está a punto de hacer, siento pena por él— fue fácil conv-encerte de que a-así fué. Esfuérzat-te el recuerdo está ahí, la v-verdad está en tu cabez-a. 

—Eres una estúpida, no tienes la menor idea de lo que estás hablando— la ira con la que habla me eriza la piel, e inmediatamente me arrepiento de haberle dicho la verdad— ¡¿COMO LO SUPISTE?!— su grito me hace dar un salto a mi lugar, estoy exhausta y dolorida, así que solo niego con la cabeza. 

La ira parece incrementar, sostiene mi cabeza con ambas manos y la estrella contra el suelo, los oídos me zumban y por un momento me siento entumecida, repite la acción por segunda vez, solo que en esta ocasión, mi vista se llena de puntos negros, es todo, estoy a punto de dejarme ir, la inconsciencia me va envolviendo de a po