Llevo todo el día encerrada, no he tenido el valor para enfrentar a mi padre, estoy muy arrepentida y sé que él ha estado haciendo lo mejor que puede, sé que a pesar del miedo y resentimiento que me tiene él me ama.
El estómago me ruge de hambre, así que me obligo a levantarme de la cama y bajar hasta la cocina, cuando entro puedo ver a Eve cocinando algo.
—Buenas tarde nana— suelto avergonzada.
—Creí que te dejarías morir de hambre— dice mientras se gira con un plato en sus manos y lo deposita en la mesa frente a mi— él está en su oficina, apenas y a salido, tienes que hablar con tu padre Liza y disculparte.
Asiento.
—Lo sé, lo haré después de comer.
~*~
—Bueno, creo que eso hizo imposible el confiarte mis problemas y luego desaparecer— suelto con ironía.—No, aún así puedes contarme— me dedica una mirada rápida antes de volver al camino— soy bueno guardando secretos.—Si bueno eso no lo sé— el chico a mi lado abre la boca para hablar, pero no le doy oportunidad de hacerlo ya que me apresuro a hablar— ¿También van mujeres al gimnasio de tu padre?—Algunas veces y no son muchas la verdad— asiento— ¿Porque? ¿Te interesa ir?—Ahora ya no— mi voz suena decepcionada sin poder evitarlo.—¿Porque no?— pregunta con su ceño fruncido.—No creo que se vea muy bien si voy yo sola y haya solo hombres ahí— su risa me saca de balance— ¿Que es tan gracioso?— pregunto con el ceño fruncido.—En el instante en el que te vi no me pareciste del tipo de chicas que se preocupa por ese tipo de detalles— suelta un suspiro— pero claro estoy
—¡Vaya!— el asombro en las facciones de Matt me hace querer golpearlo— no eres tan fea ahora que ya no estás bañada en sudor.Una risita nerviosa se me escapa, pero me obligo a enseñarle mi dedo medio para que no se de cuenta de mi nerviosismo y así no comience a fanfarronear.—Le aviso a mi padre que voy a salir y luego nos vamos ¿De acuerdo?— el chico que ahora se encuentra a mi lado asiente en mi dirección— ¿Sabes qué? Vamos, me vas a acompañar y así te presento— lo agarro de la mano y avanzo un par de pasos antes de que él pare de golpe y me obligue a parar.—Wow, wow, wow. ¿Estás loca? ¡Yo aún no quiero morir! Aún no me doy por vencido, quiero hacer algo de mi vida— ruedo mis ojos al cielo— él cree que somos novios, ¡Él cree que te toco tus cositas!Una carcajada retumba en el lugar.—Eres un idiota Matt— suelto una vez que mi risa a disminuido— mi padre sabe que no dejo que me toquen
No es hasta que Joe me tira al suelo que me saca de mi estupor, Matt se ha bajado de la camioneta y estamos los tres juntos detrás de ésta, mi mirada se desvía hasta mi padre, justo a tiempo como para ver cómo intenta desenfundar su arma, pero no logra hacerlo ya que una bala ha impactado contra su cuerpo, seguida de otras dos más.-¡NO!- mi voz es un lamento roto.Las lágrimas se deslizan por mis mejillas, trato de llegar a él pero el cuerpo de Matt a mi alrededor no me lo permite, el cuerpo de mi padre se desploma contra el suelo, la lluvia de balas entre quien sea que nos esté tirando y Joe me congela la sangre, mi mirada se desvía hasta mi amigo quien aún me tiene aprisionada, el gesto de disculpa que esboza me rompe el corazón, sé que le duele el no dejarme hacer algo, le duele retenerme mientras mi padre se desangra tirado en el asfalto, me susurra algo en el oído, pero estoy tan aturdida que no soy capaz de conectar del todo mi cerebro
El mundo parece haber relantizado su marcha, me falta la respiración y mi cuerpo se siente lánguido, débil. Me giro en dirección hacia Matt quien está listo para recibirme en un abrazo, uno fuerte, consolador, incluso doloroso como si tratara de mantener mis piezas unidas.Un puñado de recuerdos me abordan y no hago más que llorar y sollozar, sintiéndome sola, indefensa y vacía. De pronto todo lo que antes parecía importante ya no tiene sentido... Ya nada tiene sentido, hago puños la camisa de mi amigo sintiéndome miserable, quisiera desaparecer, quisiera que esto fuera una maldita pesadilla. Matt me sostiene y parece no querer soltarme, no es hasta que Tamy me aparta de él –haciéndome sentir vulnerable– que me deja ir, para después enredar sus brazos alrededor de mi cuerpo.La chica susurra palabras de condolencias para mi, pero no soy capaz de entender del todo lo que sucede a mi alrededor, estoy aturdida. Puedo escuchar el llanto de Eve a mi lado
Ha sido difícil, pero eh seguido con mi vida, o por lo menos lo he intentado, a pesar de la la falta de apetito y sueño. La casa se siente aún más sola, la ausencia de mi padre se siente en cada centímetro de ésta, los primeros días me la pasé encerrada en su oficina, Eve trataba de sacarme de ahí, pero yo lo sentía erróneo. Y sé que es duro para ella también, sé que necesita a alguien para hablar, para llorar, pero no creo que yo sea la opción correcta, en lugar de ayudarle las dos nos hundiríamos aún más.Es como si este fuese el precio que tengo que pagar por todas esas personas que murieron por culpa de mi maldición, como si fuese un maldito castigo, sin padres y sin amor. ¿Y ahora qué? Dios se ha llevado lo más importante de mi vida.—No te diré que sé lo que se siente Liza, porque realmente no lo sé— la voz de Tamy me saca de mi ensimismamiento— tengo a mis padres conmigo, tengo un hermano y un novio. Y no sabes lo que daría por quitarte el do
Mi amigo se levanta para presionar a los detectives, éstos lo imitan y caminan hacia la puerta principal de la casa, Matt abre la puerta para ellos, solo hasta entonces me permito observarlos, el detective Taylor es de tez blanca, alto, ojos verdes no le calculo más de 45 años, irradia arrogancia y soberbia por cada poro de su piel. Por otro lado el detective Ferguson es un hombre de color, estatura promedio, ojos negros, una fina capa de bello entrecano le cubre su mandíbula. Creo que anda alrededor de los 50 años, amable y educado.El señor Taylor pasa de filo sin despedirse, ni siquiera para mirarnos por última vez, camina hasta el auto y sube en el, sin embargo el señor Ferguson se detiene en la entrada, estrecha nuestras manos y nos sonríe avergonzado.—Lo siento, siempre pasa esto. Imagínense lo que es tener que trabajar con él todos los días y con mi color de piel— suelta un suspiro cansino —como sea. Señorita Mills, la tendré informada c
La sangre se agolpa en mis pies, no estoy segura de quién puede ser pero la imagen del chico arrogante no deja de dar vueltas en mi cabeza ¿Cómo carajos obtuvo mi número?—¿Estás bien?— la voz de Matt se alza sobre la música —estás pálida, ¿Que sucede?— pregunta con gesto preocupado mientras me entrega la cerveza en la mano.Niego con la cabeza.—Estoy bien— sonrío.—¿Estás segura?— asiento. Pero sé que no se lo ha tragado por la manera en que me mira, eso y su ceño fruncido. No quiero arruinar la fiesta, ya habrá tiempo para hablar de eso.~*~El sonido irritante y tedioso que se escucha a lo lejos no me permiten seguir durmiendo, abro mis párpados un par de veces para acostumbrarme a la luz que se cuela por la ventana, mi cabeza está a punto de estallar. Bebí de más esta vez. Con dificultad me incorporo y me doy cuenta de que estoy
—Tranquila lagartija. Sólo quería saber cómo iba tu día— la voz de Matt se escucha del otro lado del aparato entre mi mano —pero veo que no muy bien.—Oh Matt— el alivio que siento al escuchar su voz es evidente al hablar —lo siento yo... Creí que eras alguien más— suelto, al no saber exactamente que decir. No sé si debo preocuparlo.—¿Que sucede Mills?— el deje divertido en su voz de hace unos instantes se ha esfumado.—Yo... No lo sé. Tal vez no sea nada, tal vez estoy exagerando Matt— hago un encogimiento de hombros a pesar de que el chico no puede verme.—Basta Liza, dime qué es lo que está pasando— suelta con dureza.Le explico lo que ha pasado desde el día de mi cumpleaños, el mensaje extraño despu&ea