—Tienes razón, tú y Ezequiel tienen un hijo, y ahora yo también tengo uno en mi vientre. Señorita Morales probablemente aún no lo sepa, pero mi abuelo ha dicho más de una vez que el futuro heredero de los Mendoza debe ser el hijo que llevo en mi vientre.

—Hablando de eso, realmente me preocupa tu hijo. Es tan adorable y aún no entiende lo que significa ser un hijo ilegítimo. Tendrá que soportar constantes señalamientos y chismes en su camino hacia la madurez, será destrozado por la malicia de los demás desde temprana edad, ¡qué pena!

Con un cambio repentino en su tono, su mirada también se vuelve más firme.

—Si tienes la capacidad de arrebatarle el lugar de señora Mendoza, hazlo, pero te advierto, no juegues con fuego, de lo contrario, no mostraré piedad hacia ti ni hacia tu hijo. Te aconsejo que tengas cuidado.

Aunque siempre había sido un poco caprichosa, nunca fue arrogante. Pero hoy, quiere ser insolente solo una vez, para liberar la dolorosa sensación de ruptura en su corazón.

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