Capítulo 478
Los abuelos, al ver a su nieto, estaban tan emocionados que sus ojos brillaban con lágrimas. No podían dejar de mirarlo ni encontraban palabras completas.

—Fausto, mira, ¡es idéntico a Lucas cuando era pequeño! ¡Ay, es tan parecido! —Elena había perdido su habitual compostura y serenidad; incluso su voz temblaba de emoción.

El imponente y solemne Fausto, igualmente conmovido, observó fijamente al niño en brazos de Lucas durante un buen rato antes de asentir: —Sí, se parece mucho, pero parece más despierto que Lucas cuando era pequeño.

Lucas protestó insatisfecho: —Eso es amor de abuelos, tienen demasiado filtro.

Elena no lo aceptó y se acercó con una sonrisa, hablando dulcemente: —Tesoro, soy la abuela. ¿Puedo cargarte un rato?

Cachetoncito, recién llegado conmigo al país, había conocido a muchas personas extrañas estos días y estaba algo confundido.

El pequeño me miró y murmuró bajito: —Mamá...

Elena siguió la mirada del niño hacia mí, como si apenas notara mi presencia. Su expresión
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP