Capítulo 390
—¡Jajaja, así está mejor!

Al entrar a la habitación, Sofía acomodó su ropa y se fue a duchar.

Tomé mi teléfono para revisar los mensajes.

A esta hora, Lucas debería seguir en el avión, así que no me enviaría mensajes.

Pero aun así, no podía evitar querer revisar.

Mi ánimo oscilaba entre la exaltación y la inquietud. Esta agitación, esta mezcla de anticipación y nerviosismo, no correspondía en absoluto con mi edad ni mi personalidad.

Estaba cayendo cada vez más profundo.

Sofía, después de ducharse, se tumbó directamente a dormir.

Como yo tenía asuntos pendientes por la tarde, le di algunas indicaciones y, para no molestar su descanso, me llevé la computadora portátil a la habitación de Rosa.

Cuando recibí la llamada de Lucas, el cielo ya estaba completamente oscuro.

Pero como mañana era mi desfile, el ensayo de esta noche era crucial, y debía supervisarlo hasta el final, sin poder regresar por el momento.

—¿Ya has aterrizado? —busqué un lugar tranquilo y contesté la llamada con emoción.
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