Miro los mensajes sin saber cuál responder.Lucas, al notar algo extraño, se acerca y pregunta:—¿Qué pasa?Inclino el teléfono hacia él y me quejo:—Mira, ¿cómo respondo a esto...?Él sonríe y dice:—Solo responde con la verdad.—Entonces serás tendencia en redes sociales los próximos días.A él no parece importarle:—No he hecho nada ilegal, si soy tendencia, que así sea. No hay nada que temer.Con una mezcla de timidez y diversión en mi rostro, lo miro de reojo:—Esto es completamente opuesto a tu habitual estilo discreto y misterioso.Él responde con sincera dulzura:—Si llamar la atención una vez sirve para protegerte, entonces vale la pena.Me quedo mirándolo, nuevamente sorprendida.Durante todo este tiempo, me he preguntado innumerables veces qué he hecho para merecer a un hombre tan perfecto y excepcional.Solo por una casualidad del destino en mi juventud, cuando lo salvé dos veces, he recibido a cambio esta devoción incondicional. Mi vida, a pesar de sus infortunios, ha sido
—Está bien, entiendo —respondió finalmente, mientras me acariciaba la cabeza—. Aunque fuera a buscarlo, sería por ti, así que no sería un desperdicio de tiempo ni energía.Me quedé sorprendida, levantando la mirada hacia él mientras una calidez me invadía por dentro.Siempre tenía una forma tan particular de ver las cosas, y además era muy convincente.—Mejor no —murmuré—. A ese tipo de personas es mejor ignorarlas.—De acuerdo, como tú digas.Nos quedamos mirándonos fijamente, sin decir palabra, creando un ambiente extrañamente tenso.Mirando sus ojos profundos y oscuros, con esa mirada tan intensa, mi corazón empezó a acelerarse al darme cuenta de algo.Esto...Este ambiente, estas miradas, esta complicidad silenciosa... según las películas, lo que seguía era que nuestros rostros se acercaran lentamente, luego él inclinaría ligeramente la cabeza y nos besaríamos inevitablemente.Pero con tanta gente alrededor, si nos veían, seguro empezarían con las bromas y el alboroto.Aunque ya ha
Lo miré sintiendo un calor ardiente en el pecho y sin poder contenerme le dije:—Pero me dolería más que tú recibieras esas críticas.Después de decir esto, volví a mirar por la ventana.Avergonzada, no me atrevía a mirarlo.Pero él se acercó, abrazándome por detrás e inclinándose para susurrar en mi oído:—Con solo escuchar eso, todo ha valido la pena.Sonreí sin decir nada, con una sensación indescriptible en el corazón.Durante el camino a casa, seguía emocionada.Sofía me había enviado muchos mensajes por WhatsApp; al abrirlos me enteré de que el espectáculo de drones ya era viral en todas las redes.Como era de esperarse, surgieron todo tipo de comentarios.Había mensajes conmovedores, de envidia y felicitaciones, pero también burlas, difamaciones y resentimiento hacia los ricos.Pero estaba de tan buen humor que ya no me importaban las opiniones externas.Incluso respondí con cierta malicia a algunos comentarios insultantes, como presumiendo. Y cuando encontraba comentarios dicie
—Efectivamente, ya es mediodía.Su voz era suave y divertida:—Vi que te pasaste la noche peleando con gente en internet, así que no me atreví a llamarte antes. Ya es mediodía, ¿no quedamos ayer en almorzar juntos?Había olvidado por completo ese detalle, pero mi mente captó rápidamente lo primero que dijo y pregunté curiosa:—¿Cómo sabes que me pasé la noche peleando con gente?—¿Cómo no voy a saberlo si ya eres famosa? —explicó Lucas riendo—. Algunas cuentas de marketing publicaron capturas de pantalla de tus peleas con los trolls y se volvieron virales. Muchos usuarios comentan que quieren alquilar tu boca por un rato.¿Qué?Me incorporé con esfuerzo:—No puede ser, ¿quién no tiene nada mejor que hacer?—No te preocupes, es algo bueno. Al menos ahora nadie se atreve a insultarte, temen que los persigas por internet y los hagas entrar en crisis existencial con tus respuestas.Aunque él lo decía en broma, yo estaba mortificada.Me esforcé por recordar las palabras que había usado cont
Siempre dicen que el matrimonio es donde muere el amor. Pero bueno, mejor terminar en una tumba digna que abandonado en medio de la nada.Me pasé más de dos meses cosiendo sin descanso hasta que por fin terminé mi vestido de novia con mis propias manos.Cuando lo miraba bajo la luz, su elegancia y blancura me dejaban sin aliento, brillando de una manera que me robaba el corazón.No podía evitar sonreír hasta en sueños imaginándome caminando hacia el altar, con mi vestido, hacia el hombre que amaba.Seis años habían pasado, desde mis diecinueve hasta mis veinticinco, y por fin mi historia de amor iba a tener su "final feliz".Pero al despertar, toda esa felicidad se esfumó como si nunca hubiera existido.—María, esta mañana el señor Martínez vino al taller y se llevó el vestido de novia, ¿está en tu casa? —me preguntó Rosa, mi asistente, con tono extrañado.Todavía medio dormida y confundida, le respondí: —¿Antonio se llevó mi vestido?—Sí, ¿no estabas acaso enterada?—Dame un momento,
Pensé que se enojaría y me acusaría de ser una aprovechada, pero solo hizo una breve pausa y dijo:—Bien, nos vemos en la noche.Hace tres años fundamos juntos una marca de ropa —CHEZ MARÍA Alta Costura— que ahora está en pleno auge. En ese entonces Antonio puso el capital y yo me encargué del diseño. Para mí fue como ganarme la lotería sin comprar boleto.La compañía está valorada en cientos de millones y lista para cotizar en la bolsa, con un futuro financiero prometedor. Sin embargo, él está dispuesto a cedérmela solo para estar con Isabel. Parece que ellos sí son el verdadero amor.Me levanté apresurada y al ver todos los artículos de boda dispersos por la habitación, sentí fuertes náuseas. Quería prenderles fuego. Llamé a unas personas para que empacaran todo lo relacionado con él en esta casa.¡Qué alivio! Menos mal que insistí en esperar hasta la noche de bodas, si no también habría perdido mi dignidad. ¡Qué asco total!Después de que arreglaron la casa, me cambié de ropa y me m
Después de decir esto, le arrojé el acuerdo a la cara y me levanté furiosa para echarlos:—Necesito descansar, lárguense... Ah, y llévense toda su basura.No podía creer que el hombre que amé desde los dieciséis años, durante ocho años, con quien salí por seis... ¿cómo hasta ahora veía su verdadera cara?Debería agradecer a Isabel, de lo contrario me habría casado con este hombre hipócrita y repugnante. ¡Qué desgracia en realidad habría sido mi vida!Marta, enfurecida por mis palabras, se levantó:—María, ese es tu problema, ¡eres demasiado temperamental! Mira a Isabel, tan dulce y educada, siempre tan respetuosa conmigo...Conteniendo la náusea que me producía, vi pasar a mi perro por la sala:—¡Puppy, muérdelos!—¡Guau! ¡Guau! ¡Guau! —Puppy obedeció y se lanzó arrebatado contra ellos ladrando.—Tú... tú eres... —Marta palideció de rabia mientras Antonio la ayudaba a retroceder.—María, ¡te pasaste de la raya! ¡Me equivoqué contigo! —me miró Antonio como si fuera una extraña.Sonreí c
Antonio permaneció rígido, sin decir palabra.—Por fin dices algo sensato —alzó la voz Carmen—. Somos familia, ¿no es natural que una hermana le ceda algo a su hermana menor? Considéralo como tu regalo de bodas.Solté una risa sarcástica y, mirando despectiva a mi madrastra, dije con fingida dulzura:—En ese caso, tendré que añadir otro regalo.—¿Qué regalo? —preguntó ansiosa Carmen.—Una corona de flores negras, como las que se usan en los velorios —respondí—. Para adornar el altar de la iglesia.—¡María! —Carmen palideció de rabia, mirándome sin poder articular palabra.—Solo sigo las tradiciones —continué con dulzura venenosa—. En los pueblos antiguos, cuando una mujer robaba el prometido de otra, la gente dejaba flores negras en su puerta como señal de luto por su honor perdido. Como hermana mayor, mi regalo es perfectamente apropiado según las costumbres ancestrales.Mi argumento era tan impecable que no pudieron encontrar fallas, quedándose mudos de frustración.Era como con los