Capítulo 168
Esa aura imponente e indiscutible hizo que inconscientemente encogiera mis manos bajo la mesa.

—De verdad no es nada, solo me golpeé accidentalmente al cerrar la puerta anoche —seguí intentando disimular.

Pero él se levantó directamente y, cruzando la pequeña mesa cuadrada entre nosotros, se sentó a mi lado.

Me sobresalté y me apresuré a hacerle espacio, moviéndome hacia dentro.

Lucas tomó mi mano sin decir palabra, la examinó, y su ceño se frunció mientras su mirada se oscurecía.

—¿Y la otra mano? —preguntó, mirándome.

Tragué saliva y no tuve más remedio que mostrarle la otra mano.

Mientras sostenía mis manos, el contacto de nuestra piel hizo que mi corazón latiera descontroladamente.

—¿Cerrar una puerta puede lastimar ambas manos simultáneamente? —preguntó Lucas con voz grave y suspicaz, aparentemente sin notar mi inquietud.

Como no podía seguir ocultándolo, tuve que decir la verdad: —Antonio vino a buscarme anoche ebrio, tuvimos un altercado y terminamos en la comisaría...

—¿Te agre
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