Capítulo 4

Ambert Tons

La idea de dañar a Erick ya como que no me gusta, pero prometí cumplir el reto, así que debo empezar desde ya. Haré lo que sea posible, excepto acostarme con él, sería muy bajo de mi parte. 

Después de darme un trago a escondida de mi padre, decido ir hasta ellos. Están hablando muy feliz y las estúpidas de mis hermanastras y mi madrastra están presente. La música está a un volumen considerable, gracias a Dios o tendría la cabeza estallándome.

—¿Ambert podría ir contigo? Para que visite su madre, no puedo ir con ella y no la dejaría ir sola —escucho a mi padre decirle a Erick.

Me mira sorprendido y mi padre se gira para verme sonriente.

—No creo que sea lo correcto amor, de seguro Erick tiene mucho trabajo, además enviar una niña con un hombre no es correcto —habla mi madrastra.

—Lo mismo opino, mi hermanita es muy tremenda —dice Flor dándome una sonrisa falsa.

—No tendría problemas en llevarla conmigo, además no soy un pedófilo ni ella una zorra —dice Erick y mis hermanastras se hacen las ofendidas.

—Confío plenamente en Erick y sé que no le haría daño a mi reina —dice mi padre dándome un beso en la frente.

Él no me haría daño, pero yo a él si.

—Princesa... Yo soy la reina —dice Marie y Erick rueda los ojos.

Activo mi lado angelical antes de contestar.

—Yo no tendría problemas en irme con el señor Stoeber, lo que quiero es ver a mi madre —digo con carita de niña.

—Esa carita no me engaña, sé que querrás hacer tus travesuras, espero que no sea meterte en la cama de Erick, te lo ruego Ambert Tons Smith —susurra mi padre y suelto una carcajada.

¿Por qué me conoce tanto?

Sabe que de tal palo tal astilla.

—Si juro mentiría, pero haré el intento papi —digo sexy para molestalo.

—¿Qué tanto secretean ustedes? —pregunta Maritza.

—Es de padre a hija, no de arrimadas —digo y Erick suelta una risotada.

Mi padre me regaña.

Hablamos de todo un poco, como siempre mis hermanastras no dejan de ser una zorras, pero Erick no les hace caso.

Al menos.

Entre temas y tragos Erick me regaña con la mirada, ya que he bajado un poco el escote de mi vestido, saco la cereza de mi copa y le paso la lengua para luego tragarmela.

—Vamos a la terraza —habla mi padre y las brujas se adelantan.

Mi padre camina detrás de ellas y Erick detrás de mi.

—Te comportas mal y te castigo bien duro —dice Erick en mi oído.

—Que sea en la cama —digo dándome la vuelta. Le guiñó un ojo y sigo mi camino.

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