MATÍAS ZANNIEREra curioso, sus iris castaños tenían destellos avellana que se volvían más claros y verdes conforme se acercaban a su pupila, de la misma forma que Gianna tenía destellos violetas que antes no había notado. —¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté confundido y frunciendo el ceño con desconfianza. —Eres famoso en la ciudad… —respondió poniendo distancia, intentando ocultar su nerviosismo sin mucho éxito—. El gran abogado que vino desde Italia. Antes de que pudiera decir algo, mi teléfono sonó insistente, se trataba de Gianna queriendo contactarme. —¿Quién es? ¿Estás ocupado? —preguntó Evelyn Valencia con los brazos cruzados y media sonrisa plasmada en esos labios rojos. —Mi… prometida… —contesté apagando el celular. No estaba de humor. Cuando regresé mi atención hacia esa aparición, noté que abrió los ojos con sorpresa y parecía indignada, por no decir herida. —Te vas a casar… —dijo en un susurro. —Sí.—¿La amas?—Sí, así parece… tanto que estoy dispuesto a responder por
MATÍAS ZANNIER—Nunca pensé que la recatada y tímida señorita Valencia fuera tan candente… —dije colocándome entre sus muslos mientras sus manos se escabullían debajo de mis pantalones. Esta mujer parecía saber con exactitud cada perversión que rondaba mi cabeza. Me seducía como si me conociera a la perfección y dominara mis puntos débiles. —Nada es lo que parece… —contestó divertida al sentir mi dureza. A este paso esta mujer me iba a drenar—. Las «calladitas» a veces somos más divertidas en la cama. Lamió mis labios lentamente, antes de empujarme para que pudiera bajar del auto. —¿Puedes ser un caballero y abrirme la puerta y no solo las piernas? —preguntó coqueta tirando de la manija. Su jugueteo me estaba volviendo loco y quería cada vez más. ۞Seguí sus indicaciones y llegamos a uno de esos hoteles destinados a las parejas que necesitaban desahogar su lujuria. La habitación con tenues luces neón, tubos y arneses parecía divertirle a Evelyn, quien no dudó en columpiarse, suje
GIANNA RICCI—¿Difíciles? ¿No has pensado que te estás comportando como un idiota? —dije molesta, dejando el ramo sobre el comedor—. ¿Por qué decir que soy tu mujer y que Alma es tu hija cuando es obvio que no es cierto? ¿Qué quieres probar? Parece que tenerme solo es una cuestión de honor y demostrarle a Leonel que eres mejor que él. —Gianna… Estoy perdiendo el control sobre mí mismo… —Tomó mi rostro entre sus manos y en verdad parecía estar sufriendo—. He querido ser un buen hombre, pero no puedo, hay algo oscuro y malo dentro de mí que no puedo seguir escondiendo. No quiero volver a lastimarte, quiero tener la vida que prometimos tener. Solo quiero… por fin estar en paz y… tener la familia que siempre quise a tu lado. «Evelyn, no cedas, no te atrevas a caer ante esas palabras bonitas, recuerda esos sueños donde él era un hijo de puta y aférrate a cómo te sentiste», pensé en cuanto su boca se posó sobre la mía y las lágrimas cayeron por sus ojos dándole la imagen de un hombre arrep
GIANNA RICCI—¿Te gusta que te trate así? ¿Eso es lo que quieres, sentirte como una muñeca desechable? —susurró Matías en mi oído mientras yo peleaba por escapar de él, pero su peso sobre mi cuerpo limitaba mis movimientos e incluso me dificultaba respirar—. Si él te trata como basura, lo defiendes, pero si yo te trato como una dama, me condenas. Entonces te daré lo que tanto quieres para que me ames como antes. »¿Crees que quiero salir a follar con otras mujeres? ¡Si lo hice fue por tu culpa! ¡Por tu constante rechazo!, pero eso se acabó…—Matías… detente… —susurré con el poco aliento que tenía mientras bajaba la bragueta de sus pantalones—. ¡Matías! ¡No!Sus manos amasaban mis pechos mientras su boca se ensañaba con mi cuello. Cerré mis ojos en cuanto su mano se escabulló entre mis piernas, acariciando con insistencia y guiando su miembro hacia mi hendidura. Tragué saliva y comencé a llorar en silencio, pues su peso no me dejaba respirar, mucho menos sollozar. Cuando estaba listo p
GIANNA RICCILeonel no esperó la oportunidad, simplemente golpeó a Matías en el rostro, justo donde me había golpeado minutos antes.—¡¿Cómo pudiste?! —exclamó rabioso antes de apoyarlo contra la pared y asestarle otro golpe en el abdomen—. ¿Para eso la querías a tu lado? ¡¿Para eso me la arrebataste?! ¡Tanto insistías en que fuera tuya!Los policías intervinieron, tomando a Leonel por los brazos y alejándolo de Matías, quien no estaba dispuesto a enfrentarlo, como si cada golpe fuera el escarmiento que merecía por lo que había hecho. Sus ojos consumidos por el arrepentimiento se levantaron hacia mí, haciéndome retroceder por inercia. —Lo siento… —dijo en un susurró—. Ya no sé quién soy cuando estoy contigo. Regresé sobre mis pasos, víctima de un escalofrío que recorrió mi cuerpo. Cargué a mi pequeña Alma, cerca de mi corazón. Bajé la escalera con sumo cuidado, pero mis piernas parecían de gelatina. En el último escalón, Leonel me sujetó y… aunque quise aguantar mi frustración, mi odi
GIANNA RICCIDe pronto Leonel se acercó, sentándose a mi lado, acercando su mano hacia la de Alma, quien de inmediato se aferró a su dedo mientras seguía comiendo. —Evelyn… Vengarse de alguien no es asunto sencillo, se necesita frialdad y un buen plan…—¿A qué te refieres?—Sabías lo ocurrido entre Matías y Gianna desde antes de abandonar Italia, ¿cierto? —preguntó suavemente y yo solo guardé silencio—. ¿Crees que no sé qué es lo que buscas? —No sé de qué hablas…—Lo sabes… No eres tonta, no finjas serlo —contestó acercándose más, acariciando mi mejilla con su índice—. Eso es lo que siempre quisiste desde que despertaste en ese cuerpo, vengarte de mí… ahora vengarte de él, pero… no te das cuenta, Evelyn, que esa clase de trabajos son para gente con el alma negra. Lo vi por el rabillo del ojo con rabia y los dientes apretados mientras su mano se deslizaba por mi mejilla. —Tú no eres así, ni en esta ni en tu anterior vida… Eres demasiado noble, demasiado… inexperta. —Si sabes cuanto
GIANNA RICCI—¿Ahora te harás pasar por su héroe? —preguntó Matías con desprecio. —Mientras todo se resuelve, hay una orden de alejamiento, para que no te acerques a Gianna —dijo Leonel tajante—. Suerte en la corte, abogado. Ojalá y puedas recuperar tu libertad, porque tu reputación está hundida. »Todo el mundo habla del abogado violador. Leonel me tomó de la mano y me llevó lejos, aun así, la mirada de Matías me atravesaba, generándome escalofríos. —¡Gianna! —exclamó haciéndome temblar—. Si retiras los cargos… Me detuve en seco y volteé, dejando que Matías se acercara más.—Si retiras los cargos y arreglamos esto de otra manera… Si me das una oportunidad de enmendar mi error.—Eso era lo que querías… Siempre pensando solo en ti —dije desilusionada—. No los retiraré, no pararé hasta verte en la cárcel. Si te sientes triste, busca a la mujer con la que pasaste la noche y llórale tus penas. Di media vuelta y Leonel me escoltó hacia la puerta, no sin antes dedicarle una mirada victo
GIANNA RICCILa habitación que estaba destinando para la niña no solo tenía una linda cuna, sino también juguetes, andaderas, ropa, más de lo que ella necesitaba.—Creo que va a tardar un par de años en usar todo esto —dije sorprendida. —Supongo que me gusta ser previsor —contestó con media sonrisa antes de que dejara a Alma en su nueva cuña y encendiera el móvil con ositos que giraban mientras una canción de cuna sonaba tenuemente. —Le gustó —dije enternecida por como mi pequeña estiraba sus manitas entre risas, queriendo alcanzarlo. Giré hacia Leonel, quien permaneció en la puerta, con la mirada perdida y un suspiro apesadumbrado. —Hubo un momento en el que… pensé que encontraría a la mujer correcta y formaría una familia con ella. Creí que ese era mi escape para no sentirme tan solo —dijo en un susurro que me llegó al corazón y después sonrió—. Ahora la tengo a ella. Se acercó a la cuna y acercó su mano para acariciar la mejilla de Alma. —Te prometo que mientras esté vivo, nunc