Casidy casi no había probado bocado, toparse con esa realidad la había afectado más de lo que quisiera sumado a esas pesadillas donde su abuela le estiraba la a mano, la llenaban de culpa, de remordimiento, no podía estar así tenía que tomar aire, así que decidió ir a visitar a Leo quien se había vuelto un buen amigo que siempre la sabía escuchar, aunque no podía contarle la verdad, aunque desconocía la verdad tras la manera en que él la miraba.

Salió rumbo al hospital, ya que Leo no contestaba el teléfono al llegar a lugar y preguntar, las enfermeras la quedaron mirando de arriba abajo, desaprobándola al instante se preguntaban cómo un hombre tan guapo, inteligente y de un carácter tan dulce podía ser amigo de una tipa como ella, cabello lila tan corto como el de un hombre, un tatuaje en todo el dorso y venía