DESPUÉS DE LA TRAICIÓN DEL ALFA: YO Y EL TÍO DE MI EX
DESPUÉS DE LA TRAICIÓN DEL ALFA: YO Y EL TÍO DE MI EX
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Por otra mujer

PUNTO DE VISTA DE ARA.

—Estás embarazada —me informó, el doctor Jason de la manada Luna roja, tío del Alfa Caí mi mate.

«Estoy embarazada» sorprendió demasiado para hablar.

Una sensación de vértigo me envolvió mientras me sentía feliz.

Quería correr a decirle a Caí que iba a ser padre.

—¿Estás planeando decírselo? —Jason preguntó y yo fruncí el ceño. Antes de que pudiera responder «sí» , habló—. Caí ordenó a todos los miembros de la manada que no te llamáramos Luna delante de Brisa, cuando ella despertara, ¿por qué después de cinco años no ha anunciado que eres su Luna? Aún sigue evitando el tema como si fuera una plaga ese imbécil.

Las palabras de Jason rompieron mi pequeña burbuja de ilusión y dejé de bajarme de la suave mesa de examen.

Con mis 23 años, hice el trabajo de Luna en la manada Luna roja, sin título durante años, porque Caí me dijo que su manada necesita una Luna, cuando su tío Jason le cedió el puesto de Alfa.

Trabajé tan duro como Luna para obtener su aprobación, pero él nunca me reconoció.

Todo el mundo piensa que me ama mucho, pero ni siquiera estoy segura de si quiere tener un futuro conmigo.

Me decepcioné porque esperaba algo más después de todos estos años.

«Después de que Brisa se despierte» era lo que siempre me decía, cuando mencionaba sobre la ceremonia de Luna de la manada y marcarnos como debería haber sido desde el principio.

Brisa era su antigua novia e hija del antiguo beta.

El día que descubrí que Caí y yo éramos mates destinados, Brisa tuvo un trágico accidente donde sus padres murieron y ella quedó en coma durante los últimos cinco años.

Nunca olvidaré ese día.

Había sangre por todas partes, cristales astillados atravesándoles la piel.

Caí estaba llorando de miedo y horror mientras me agarraba la muñeca y me suplicaba que salvara a Brisa.

Él sabía que mí sangre tenía el extraordinario poder de curar.

No solo podía curar heridas externas, sino que también podía ayudar a cualquier lobo que padecía una enfermedad mental.

Ver a mi mate llorando y suplicando por otra mujer, me dolió jodidamente. Pero no tuve más opción que acceder, solo porque era la hija del hombre que me había traído a su casa después de la muerte de mis padres.

Era un hombre amable que me cuidó. Siempre estaré en deuda con él por su generosidad hacia mí.

De lo contrario, hubiera estado en las calles, hambriento y sin hogar.

Sacudiendo la cabeza, traté de calmarme y salir de los recuerdos.

—Estás gravemente anémica y tu bebé está demasiado débil, si no te cuidas de ahora en adelanté es probable que pierdas al bebé. ¿No te está cuidando él? —su voz era dura cuando dijo las últimas palabras.

No sabía si este era realmente el caso o sólo mi intuición, pero parecía enojado.

No sabía por qué.

Mis cejas estaban fruncidas mientras miraba al suelo, ya no podía darle de mi sangre a Brisa o perdería a mi bebé. Y entre la vida de Brisa y mi bebe, él era más importante.

Esta vez tenía que ser egoísta.

La manga de mi brazo izquierdo se deslizó hacia arriba cuando metí el mechón de pelo detrás de la oreja.

Sintiendo su mirada sobre mí, levanté la vista y lo encontré mirando oscuramente mis cicatrices de cortes que me hacía a diario para drenar sangré.

De repente cubrí mi brazo y le di una pequeña sonrisa de agradecimiento.

—Lo es, me trata bien —mentí.

Lo que menos hacía Caí era cuidarme, ni el uno por ciento que lo cuidaba a Brisa.

Que irónico. Yo era su pareja, no debería ser la única mujer por quien de todo de sí. Aunque siempre dijera que me amara, sus ojos nunca brillaban.

Mi corazón latía más rápido.

¿Qué pasará cuando le diga a Caí que ya no le daré más sangre a Brisa? ¿Me obligaría? ¿Lo aceptaría para proteger a nuestro hijo? No estoy segura.

A diferencia de otras manadas en Norteamérica, el aborto es legal en nuestra manada.

¿Qué pasa si no quiere el bebé?

—P... ¿puedes mantenerlo confidencial por ahora? Yo... quiero darle una sorpresa yo sola —le dije al doctor Jason, quien me miró fijamente.

Me miró fijamente durante mucho tiempo, no podía leer sus ojos, pero de alguna manera sentí que estaba molesto.

Me pregunté si había captado mi mentira, y justo cuando estaba a punto de decir algo más, asintió con la cabeza y suspiré aliviada, al menos por ahora.

Me levanté de la mesa y estaba a punto de irme cuando me detuvo.

—Ara —la forma en que dijo mi nombre con esa voz profunda hizo que mi corazón diera un vuelco.

El tío de Caí, era tan alto y musculoso que hacía que su consultorio pareciera más pequeño.

Si no fuera por sus cálidos ojos azules que susurraban historias de bondad, habría tenido miedo de su intimidante presencia. Y también irradiaba esas fuertes vibraciones dominantes que exigían respeto de todos.

La verdad es que nunca entendí por qué ceder su puesto de alfa a Caí, y a ser un simple doctor guerrero de la manada, cuando cada vibrar de él gritaba a un verdadero Alfa.

—¿Sí? —pregunté suavemente.

—Conéctame mentalmente o llámame en cualquier momento que me necesites.

—Gracias —aprecié su amable esfuerzo, pero noté esta tristeza pululando en sus amables ojos ya que por lo general siempre suele ser frío y distante.

Ya estaba anocheciendo cuando entré a la casa de la manada, me había pasado horas dando vueltas a los alrededores de la manda sin saber como decirle a Caí que estaba embarazada y ya no podía servirle a diario banco de sangre a Brisa.

—Luna, al fin llegaste —dijo Beta Carlos algo agitado.

—¿Pasa algo? —más que una pregunta era una afirmación. Mi corazón se agitó, ante el presentimiento de una mala noticia.

Beta asistió. —Sí. ¡Brisa despertó hace horas!

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