Más pecaminosas

Oh Diosa. ¿Por qué no me desperté?

Sólo espero que todavía estuviera dormido para poder escapar rápidamente.

Abrí los ojos y mi corazón dio un vuelco cuando mi mirada chocó con charcos azulados que me miraban con interés y de repente sentí calor y molestia en tan hermoso clima.

Rápidamente me toqué la cara sintiéndome tímida y nerviosa mientras intentaba levantarme de la cama, pero solo me acerqué bruscamente y jadeé.

—Te estás sonrojando —bromeó con un gruñido bajo y yo me sonrojé aún más.

—Detente —le advertí y él dejó escapar una risita ronca.

Había un sentimiento de paz que nos rodeaba. Mi corazón latía con fuerza en mis oídos mientras la luz del sol iluminaba la habitación con un hermoso resplandor.

—Buenos días —dijo con voz ronca con su profunda voz matutina que envió escalofríos por mi columna.

—Buenos días —murmuré en voz baja, apretando mis manos en puños sobre mi pecho.

Parpadeé con absoluto asombro cuando una sonrisa diabólica se dibujó en sus labios haciendo que mi corazó
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