Capítulo 374
Sonó un frenazo brusco en el patio.

El mayordomo salió inmediatamente y, al ver quién bajaba del coche, su expresión cambió ligeramente. —Señor, ¿cómo es que a esta hora...?

No terminó la frase cuando Andrés ya pasaba por su lado.

Su expresión sombría asustó al mayordomo, quien instintivamente quiso detenerlo, pero Andrés simplemente le ordenó: —¡Fuera!

Andrés siempre había mantenido una apariencia serena y amable en público.

El mayordomo nunca lo había visto perder el control de esa manera.

Fabiola, oyendo el alboroto, bajó las escaleras con expresión completamente tranquila. —¿Has venido?

Andrés la miró desde abajo. —Parece que sabías que vendría.

—A estas alturas, ni siquiera se molestaba en tratarla con respeto formal.

A Fabiola no pareció importarle, simplemente se dio la vuelta. —Vamos al despacho.

Andrés la siguió.

Cuando la puerta del despacho se cerró, solo quedaron ellos dos en el amplio espacio.

—¿Qué le dijiste hoy a Sonia? —preguntó Andrés directamente, sin perder tiempo.

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