Elliot no había ido a cenar porque estaba con Zoe.

Esto no fue lo que más le dolió a Avery.

Lo más doloroso era recordar el hecho de que Elliot y Zoe compartieron una vez un hijo juntos.

Además, Zoe había acusado a Avery de asesinar a su hijo... y Elliot le había creído.

De lo contrario, Avery no estaría embarazada de su bebé en este momento.

En ese momento, sus ojos se llenaron de lágrimas.

Ella colgó el teléfono mientras su cuerpo perdía todas sus fuerzas. Tuvo que agarrarse a la mesa del comedor para apoyarse.

Cuando los niños notaron el cambio en el comportamiento de su madre, saltaron inmediatamente de sus asientos.

“¡Mami! ¡¿Qué pasa?!”, exclamó Layla mientras sus ojos brillaban con lágrimas.

“¿Él no va a venir, mami?”, supuso Hayden. “No llores, mami. ¡Regresemos a casa!”.

Avery se obligó a reprimir las lágrimas y luego dijo con culpabilidad: “Ustedes tienen hambre, ¿verdad? Vamos a cenar en otro lugar”.

Los niños negaron con la cabeza al unísono.

“¡No tengo hambre,