Elliot permaneció un momento en silencio, luego llamó a Chad por el intercomunicador de la oficina y le preguntó quién había enviado la revista.

"Uno de los empleados de Industrias Tate la entregó. Nos han enviado un total de veinte ejemplares. Le he pedido a la secretaria que le distribuya un ejemplar a cada jefe de departamento".

"¿La has visto?", preguntó Elliot con el ceño fruncido.

"Todavía no. Iba a comprarme un ejemplar hoy después del trabajo".

"¡Puedes llevarte el mío!".

Momentos después, Chad entró en el despacho de Elliot.

Al ver la expresión sombría en la cara de su jefe, tuvo al instante la sensación de que algo andaba mal con la revista.

Solo le había echado un vistazo a la portada de la revista.

La foto de Avery era preciosa, así que ese no podía ser el problema.

El problema debía tener que ver con el contenido de la entrevista.

"¿Debo tomar la revista, señor?", preguntó Chad.

"¡Llévatela!", espetó Elliot.

Su expresión era gélida y su voz aún más fría.

Chad