Las puertas del Rolls-Royce negro se cerraron con llave.

Avery estaba sentada en el coche llena de arrepentimiento.

No debía de haber estado del todo despierta cuando había entrado en el coche aquella mañana.

Para cuando había subido, las puertas ya estaban cerradas.

¿Qué significaba esto?

¿Era un secuestro?

“¿Qué quieres, Elliot?”, preguntó Avery mientras miraba furiosamente a Elliot con las cejas fruncidas.

¿No era el día de su compromiso?

¿De dónde sacaba tiempo para ir a verla?

“¿Conoces a Eric Santos, Avery?”, preguntó Elliot mientras levantaba la mirada y posó sus ojos brillantes en Avery. “¡No me mientas!”.

Después de que Avery respondiera a su llamada aquella mañana, su teléfono se había quedado sin batería y se había apagado.

Ella no tenía forma de saber lo que estaba ocurriendo en las redes.

Las alarmas se dispararon en la cabeza de Avery ante la repentina mención de Eric.

“No lo conozco. ¿Por qué?”.

Ella miró fijamente el rostro familiar, pero distante de Ellio