Elliot salió del coche y sostuvo la puerta abierta para Avery.

Aiden se había quedado dormido en el coche, así que Avery lo sacó con cuidado.

"¡Déjame cargarlo!", dijo Elliot. Aiden había engordado mucho, por lo que no quería que su esposa se cansara.

Avery le entregó a Aiden a Elliot, mientras que Robert y los guardaespaldas llevaban las maletas.

Nadie salió a darles la bienvenida a casa y Avery, que ya no podía reprimir su curiosidad, se apresuró a entrar a la mansión.

Lo que vio fue a Layla y a Eric sentados en un extremo del sofá mientras Hayden, Shelly e Ivy estaban en el otro extremo, y entre Ivy y Hayden había una bebé vestida con un diminuto vestido blanco.

La niña jugaba con el tambor de juguete de Aiden, agitándolo para hacer ruidos.

A Hayden nunca le gustó estar en un ambiente entrometido, pero miraba a la bebé con una sonrisa entrañable en la cara.

"¡Mamá! ¡Has vuelto!". Layla fue la primera en notar la llegada de su madre. Se levantó del sofá y caminó hacia