Cabía la posibilidad de que alguien hubiera tramado obtener su ADN para producir su hijo en un laboratorio.

"¿Y si el niño es tuyo?", preguntó Avery con la voz apagada mientras lo miraba con lágrimas en los ojos.

"¡No puede ser mío! Incluso si es mío, ¡alguien debió hacerme alguna mala jugada! ¡Tú eres la única persona a la que amo!". El pecho de Elliot subió y bajó con un suspiro. "Si este niño es mío, lo dejaré todo. Puedes quedarte con todo y con todos nuestros hijos. No quiero nada".

Avery se apartó de él y volvió a entrar a la casa.

Se habría marchado enseguida si no tuvieran hijos. Sin embargo, tenían cuatro hijos que ya eran adultos, así que sabía que no podía actuar imprudentemente.

Si Elliot de verdad la había engañado y había tenido un hijo ilegítimo, sabía que sus hijos no se lo perdonarían.

Avery se quitó la chaqueta cuando regresó a la sala. Se sentía como si estuviera hirviendo de rabia.

El guardaespaldas llevó al bebé dentro. Aunque ya no lloraba, este seguía haci