Sebastian no conocía a Holly, pero en sus mensajes vio un nombre que le hizo brillar los ojos: Ivy.

Ivy era la hija perdida de Elliot y Avery.

Ellos habían estado en Ylore, buscándola, y así fue como Natalie les había tendido una trampa. Casi habían muerto en los suburbios de un país extranjero.

Después de revisar los mensajes de Natalie y Holly, Sebastian pudo adivinar aproximadamente la identidad de Holly.

Estaba encantado. Se sentía como si acabara de ganar un premio gordo.

Lo primero que pensó hacer fue llamar a su padre y darle la noticia. Su padre seguramente estaría muy feliz.

Después de ese pensamiento, se sintió triste. Estaba claro que odiaba a su padre y quería matarlo. De ese modo, ya nadie podría llamarlo inútil. Nadie usaría la fortuna de la familia Jennings para obligarlo a obedecer.

Sin embargo, ¿por qué el primer pensamiento que tuvo fue uno que implicaba complacer a su padre? Acababa de recibir una pista muy importante.

Podría habérselo dicho a Avery. Si querí