"Me pondré nerviosa si ambos me están mirando y cometeré errores por eso", les dijo Layla a los dos.

"Muy bien... Jorge, ven conmigo", le dijo Leah al guardaespaldas.

"¿Quién te ha dado permiso para llamarme por mi nombre?". Jorge se sintió extremadamente incómodo.

"He escuchado a Layla llamarte 'tío Jorge'. ¿No te llamas Jorge? ¿Cómo debo dirigirme a ti, entonces?". Leah lo sacó del cuarto de estudio y lo llevó a la sala. "He comprado un montón de golosinas que no puedo terminarme sola. ¿Por qué no te llevas algunos más tarde? Considéralo un favor".

"¿Tienes demasiado dinero y ningún sitio donde gastarlo? ¿Por qué comprarías tanto si no te los puedes acabar?". Jorge pensó en los aperitivos que había recibido de Layla. Aunque estaban deliciosos, le seguía pareciendo raro que un hombre adulto los comiera.

"Salgo siempre que me aburro, y no es que pueda pasearme por las tiendas sin comprar nada... He estado comprando golosinas todos los días, y ahora, apenas tengo espacio suficiente