Elliot tomó un bolígrafo de la porta bolígrafos de Layla y garabateó su firma en el trozo de papel blanco.

Después de firmarlo, le devolvió el papel a Layla. "Layla, ¿qué ha pasado? Tu profesora no me lo ha contado".

"Le dije a mi profesora que no te contara nada". Layla tomó el papel firmado, se sentó junto a su escritorio y dijo cabizbaja: "Me dijo que escribiera una autocrítica".

Elliot se quedó perplejo. Acercó un taburete de inmediato y se sentó junto a Layla antes de preguntar en voz baja: "¿Por qué tienes que escribir una autocrítica? ¿Qué has hecho?".

No creía que su hija fuera a cometer grandes errores. Sin embargo, si no hubiera cometido ningún error grave, su profesora no le habría pedido que escribiera una autocrítica.

"Hay un chico molesto en nuestra clase que me sigue a todas partes. Hoy ha querido seguirme hasta el baño. Me he enfadado mucho y le he pegado", dice Layla con voz entrecortada. "Sus padres vinieron a la escuela. Estaban enfadados y querían que le pidier